Capítulo 4

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Jason siempre tenía la mira en mí. No sé si por algo bueno o malo, pero la tenía en mí. Pero aquel día, era distinto. Me miraba amenazador, como si fuera a decir algo que podría arruinar por completo su vida, o por lo menos su reputación. Era claro que no quería que dijera nada sobre su pasión sobre Nicholas Sparks, pero no me parecía tan grave. De cualquier manera, no podía probárselo a nadie, así que no sé porqué se preocupaba tanto. Igual, no iba a decir nada; no podía arriesgarme tanto. Tan solo lo iba a tener de rehén por si me quiere hacer algo. No podía soportar más esa mirada, así que me acerqué y le susurré:

–Eu, no voy a decir nada. No es nada grave además. Las chicas lo amarían.

–Ja, no me interesan las chicas. Las tengo atrás solo con mi popularidad y mi facha, no necesitan saber una estupidez romántica. Además, solo hay una chica en la que me intereso –dijo juntándose las manos por detrás de la cabeza, alzando sus enormes brazos, dejando en evidencia sus prácticas de boxeo. 

–No creas que me importa quién te gusta, así que desde ya te digo que si es amiga mía no te voy a hacer gancho –la verdad es que sí me importaba. 

–Nah... no hace falta.

Lo miré de reojo y me alejé de su banco para ir al mío. Intenté concentrarme en los ejercicios de matemática, pero no podía. No podía dejar de pensar en quién sería esa misteriosa chica en la que Jason tanto se interesaba. Qué suerte tenía esa chica. No iba a molestarme en buscar quién era, pues debía mostrar poco interés, total él ya ama a otra. Tenía un grupo de 5 amigas: Claire, Eugenia, Summer, Madison y Allison. Éramos muy unidas, pero mis más amigas eran Eugenia y Madison: sólo ellas sabían de mis ganas a Jason. Bueno, también Claire, pero Summer y Allison les contaba tus secretos a todo el mundo, así que decidí dejarlas afuera. Eugenia y Claire vivían diciéndome constantemente que Jason me me tenía ganas a mí, por lo que obvio me ilusionaba un poco. Madison, en cambio, solo cuando algo heavy pasaba. 

Ese mismo día, después de los primeros dos períodos, nos encontramos a unos chicos de segundo año vendiendo entradas para una fiesta que organizaban los del club de boxeo en su club para poder ganar un poco de plata para mejorar las condiciones en donde trabajaban y boxeaban todos los martes y jueves. En ese momento, estaba con Madison, Claire y Eugenia. Nos miramos las tres a la vez, indirectamente, sabiendo lo que queríamos: iríamos a esa fiesta, no importaba qué. Era la primera del año, y no nos la podíamos perder.

–Vamos a ir, ¿no? –preguntó Madison para aclarar.

–¡Obvio que sí! Pero Diamond a tener que tener cuidado con los chicos: si llega a chaparse a uno, también va a tener que olvidarse para siempre de Jason. Le destrozará el corazón y se buscará otra –dijo Claire, no sé si sarcásticamente o en serio.

–¿Qué? ¿Es joda? ¿Pensás que a Jason Trace, sí, el mismo Jason Trace, a quien la secundaria entera ama, le importaría si me chapo a alguien? Pero por qué no te callás, por favor, nos haces un favor a todos –no quería quedar desesperada, pero creo que demostré todo lo contrario. 

–Te hacés la boluda. Sabés que te tiene ganas. Es así, quieras aceptarlo o no. El día que pase algo voy a haber sido la primera en habértelo dicho. 

–Cuando pase te voy a regalar 8 dólares en caramelos. 

–Hecho, ¿esto es una apuesta?

–Parece que sí –dije, intentando hacerme la mala mientras estrechaba mi mano con la suya. 

Después del recreo, tuvimos biología porque la profesora de geografía había faltado. Así que, como la clase la teníamos con Zavattaro, nos pidió que nos sentáramos con nuestras respectivas parejas. Jason se vino para mi lugar y le mostré las hojas con la información que me pidió por WhatsApp que imprimiera. Él trajo una hoja con 5 renglones y con letra grande, a diferencia de mí, que traje 11 renglones con letra muy chiquita.

Within Hate (Español)Where stories live. Discover now