Capítulo 31. ANGELA MAREL

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No entiendo que me pasa.

La sensación horrible que oprime mi pecho no ha desaparecido, sigo sintiendo que algo está mal y que tal vez antes no lo había notado, o no había puesto la suficiente atención.

Tal vez solo me siento culpable por todas las ocasiones en que anteriormente Valentina me decía que odiaba al profesor, que la miraba demasiado, que la hacia sentir incómoda. Siempre era un simple comentario al aire del que nos olvidabamos un segundo después.

Pero ahora es diferente, porque me he pasado la noche armando en mi cabeza la escena que mi mejor amiga me contó, imaginándome el rostro de el al decirle eso y el como actuaba. Me lleno de asco solo de pensar en el llevando su mano a su entrepierna mientras le soltaba esa pregunta a Valentina. Y me pregunto cuantas veces anteriormente lo habrá hecho, observando a lo lejos a mi amiga.

Tal vez le estoy dando muchas vueltas. Pero no puedo ignorar la sensación que me llena el cuerpo y me hace sentir ansiosa, quiero volver tan pronto como sea posible, quiero hablar con Verónica, quiero que alguien haga algo.

__¿Todo bien, nena? __ Elena me habla y parece algo preocupada.

No estoy siendo yo en este momento.

Desde que salimos del hotel esta mañana no he prestado real atención a ella ni a lo que está a nuestro alrededor. Es algo temprano pero ella quería tener una pequeña escapada conmigo en una plaza cercana al hotel. Así que salimos mientras todos seguían durmiendo.

__ Sí.

__Pareces ida.

__ Estoy bien.

Sería tan fácil simplemente decirle en este momento. Lo que pasa por mi cabeza, lo que no me deja concentrarme. ¿Pero seria correcto hacerlo? Valentina me pidió que no lo hiciera.

Se mira tan relajada, es la primera vez que la veo vestir mezclilla, pero es imposible que algo le quede mal. Y puedo asegurar que es la mujer más hermosa del lugar, con su coleta alta, su bello rostro sin su particular maquillaje. Sólo es ella, libre, suelta, natural. Es solo Elena Landam sorbiendo de un popote su bebida helada y actuando como una humana promedio normal. Sin su característico porte de poder, ni siquiera está sería hoy.

Aquí afuera, conmigo en un lugar donde nadie nos conoce, ella no es mi maestra y yo no soy su alumna. Solo somos nosotras, Angela y Elena, tomadas de la mano, mirando tiendas departamentales, perdiendo el tiempo. Simplemente estando juntas.

Necesito permitirme disfrutar este momento.

__ Mira que lindo __ nos acercamos a una mesa donde una señora se encuentra vendiendo pulseras y collares. Elena toma una entre sus manos y me la enseña. - ¿Cuánto cuesta? __ le pregunta a la señora.

__ 400 pesos, güerita.

__ ¿Cuánto? __ pregunta de nuevo sorprendida. Tiene los ojos muy abiertos.

Mientras escucho a la doña justificar el precio del collar siento la mano de Elena jalar de mi poco a poco para alejarnos. Pero mis ojos se posan en uno de los collares.

No lo había visto.

Pero es precioso, tanto que quedo embobada por el y lo miro aún más de cerca.

__ Esta increíble. Es bellísimo __ lo señalo. Elena lo mira y asiente.

Estoy lista para irme del lugar cuando escucho a Elena decir:

__ Me da ese, por favor __ y señala el collar que yo le enseñe. La señora comienza a empacarlo alegremente.

__ Pero es costoso para ser acero __ le susurro a Elena intentando disimular con una sonrisa falsa para que la señora no sospeche que la ando criticando.

Entendido, profesora. TERMINADA. Where stories live. Discover now