C A P I T U L O 22

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Escuchó que una de las puertas del pasillo se abría y se cerraba. Se metió la foto enmarcada en el bolsillo, luego se giró y esperó que apareciera __________. Cuando ella entró en la habitación, notó que se había recogido el pelo mojado en una coleta y se había puesto un suéter blanco de verano. Una falda de vuelo le caía hasta los tobillos envolviendo esas largas piernas. También llevaba unas pequeñas sandalias blancas con las tiras entrecruzadas por las pantorrillas. Tenía las uñas de los pies pintadas de color púrpura.
—¿Quieres un té helado? —le preguntó cuando llegó al centro de la habitación.
Dadas las circunstancias, tal hospitalidad lo dejó pasmado.
—No. Nada de té —dijo, levantando la mirada a su cara. Tenía un montón de preguntas cuyas respuestas necesitaba ya.
—¿Por qué no tomas asiento? —lo invitó ella, señalando con la mano una silla blanca de mimbre cubierta con un mullido cojín con volantes.
—Ya he estado bastante tiempo sentado.
—Estupendo, y yo estoy cansada de levantar la cabeza para mirarte. O nos sentamos y discutimos esto, o no lo discutimos y punto.
Ella era de armas tomar. Justin no la recordaba así. La __________ que él recordaba era una charlatana empedernida.
—Muy bien —dijo él, pero se sentó en el sofá en vez de en la silla ya que no confiaba que aquella cosa pudiera sostener su peso.
—¿Qué le has contado a Lexie sobre mí?
Ella se sentó en la silla del mimbre.
—Nada, ¿por qué? —lo dijo con su arrastrado acento de Texas, aunque no era tan marcado como él recordaba.
—¿Nunca ha preguntado por su padre?
—Ah, eso. —__________ se movió sobre el cojín de flores y cruzó las piernas—. Cree que te moriste cuando ella era un bebé.
Justin se sintió irritado ante su respuesta, pero no sorprendido.
—¿En serio? ¿Y cómo me morí?
—Tu F-16 fue derribado sobre Irak.
—¿Durante la Guerra del Golfo?
—Sí —sonrió—. Fuiste un soldado muy valiente. Cuando el tío Sam reclutó a los mejores pilotos, fuiste el primero de la lista.
—Soy canadiense.
Ella se encogió de hombros.
—Anthony era texano.
—¿Anthony? ¿Quién demonios es Anthony?
—Tú. Fue como te llamé. Siempre me ha gustado el nombre de Tony.
No sólo había mentido sobre su muerte y su profesión, sino que también le había cambiado el nombre. Justin notó que su temperamento se inflamaba y se inclinó hacia adelante apoyando los antebrazos en las rodillas.
—¿Y tienes fotos de ese hombre inexistente? ¿No ha querido Lexie ver fotos de su padre?
—Por supuesto. Sólo que todas tus fotos estaban en el desván cuando se quemó la casa.
—Qué desafortunado suceso —dijo Justin, frunciendo el ceño.
La sonrisa de __________ iluminó su cara.
—¿Verdad que sí?
Verla sonreír avivó su cólera.
—¿Qué ocurrirá cuando descubra que tu nombre de soltera es Howard? Sabrá que le mentiste.
—Para entonces lo más probable es que sea una adolescente. Reconoceré que Tony y yo no estábamos casados, aunque sí muy enamorados.
—Lo tienes todo pensado.
—Sí.
—¿Por qué todas esas mentiras? ¿Pensabas que no te ayudaría?
__________ lo miró unos instantes a los ojos antes de contestarle.
—Francamente, Justin, no creí ni que quisieras saberlo ni que te importara lo más mínimo. No sabía nada de ti ni tú de mí. Pero dejaste muy claro tus sentimientos la mañana que te deshiciste de mí en el aeropuerto, sin mirar ni una sola vez atrás.
Justin no recordaba las cosas de esa manera.
—Te compré un billete a casa.
—Ni siquiera te molestaste en preguntarme si me quería ir a casa.
—Te hice un favor.
—Te hiciste un favor a ti mismo. —__________ se miró el regazo y retorció la suave tela de la falda entre los dedos. Había pasado tanto tiempo que el recuerdo de ese día no debería hacerle daño, pero le hacía—. No sabías cómo deshacerte de mí lo suficientemente rápido. Tuvimos una noche de sexo y luego...
—Tuvimos un montón de sexo esa noche —la interrumpió—. Un montón de «sudoroso y lujurioso sexo», de «irreprimible, ardiente y dulce sexo».
__________ detuvo los dedos y levantó la mirada hacia él. Por primera vez notó el fuego de sus ojos. Justin estaba muy enfadado, pero se estaba conteniendo para no pelearse con ella. __________ no podía permitirse entrar en ese juego, no cuando necesitaba permanecer tranquila para dejar clara su opinión.
—Si tú lo dices.
—Sé que fue así y tú también lo sabes. —Él se inclinó un poco más cerca y le dijo lentamente—: Así que como no te declaré amor eterno a la mañana siguiente, me privaste de mi hija. Una buena venganza, ¿no crees?
—Mi decisión no tuvo nada que ver con la venganza.
__________ recordó el día que se había dado cuenta de que estaba embarazada. Después de recobrarse del impacto y del miedo, se sintió bendecida. Como si le hubieran hecho un precioso regalo. Lexie era la única familia que tenía, y no estaba dispuesta a compartir a su hija. Ni siquiera con Justin. Especialmente, no con Justin.
—Lexie es mía.
—No estabas sola en la cama esa noche, __________ —dijo Justin mientras se levantaba—. Si crees que voy a largarme ahora que me he enterado de su existencia, estás loca.
__________ se levantó también.
—Espero que te vayas y te olvides de nosotras.
—Estás soñando. O llegamos a un acuerdo con el que ambos podamos vivir o haré que mi abogado se ponga en contacto contigo.
Era un farol. Tenía que serlo. Justin Bieber era un as del deporte. Una estrella del hockey.
—No te creo. No creo que quieras de verdad que la gente tenga noticias de Lexie. La publicidad podría dañar tu imagen.
—Estás equivocada. Me importa una mierda la publicidad —dijo, acercándose más a ella—. Además no soy exactamente un ejemplo de bondad y moralidad, así que dudo que la aparición de una niña pueda hacer daño a mi imagen.
Sacó la cartera del bolsillo de atrás.
—Me marcho de la ciudad mañana por la tarde, pero estaré de vuelta el miércoles. —Cogió una tarjeta—. Llama al número de abajo. Nunca contesto al teléfono ni siquiera cuando estoy en casa. Saltará el contestador automático, así que deja un mensaje y me pondré en contacto contigo. También te voy a dar mi dirección —dijo, escribiéndola al dorso, luego le cogió la mano y le dejó el bolígrafo y la tarjeta en la palma—. Si no quieres llamarme, escríbeme. Sea como sea, si no sé nada de ti el jueves, uno de mis abogados te llamará el viernes.
__________ miró fijamente la tarjeta que le había dado. Su nombre estaba escrito en letras de imprenta negras. Debajo del nombre había tres números de teléfono diferentes. En el reverso de la tarjeta, estaba escrita su dirección.
—Olvídate de Lexie. No la compartiré contigo.
—Llama antes del jueves —le advirtió, y luego se fue.

Simplemente irresistible {Justin Bieber & Tu} TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora