C A P I T U L O 41

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Justin se sentó en el borde de la cama para calzarse unas deportivas azules y plateadas. La habitación parecía una zona de guerra. Las sábanas estaban revueltas encima del colchón y la colcha y las almohadas estaban tiradas en el suelo. Unos platos sucios con restos de sándwiches de jamón a medio comer estaban apilados en el tocador, y la acuarela, que colgaba de la pared y que Justin había comprado a un artista local, tenía el marco roto.

Terminó de atarse las zapatillas y se puso de pie. La habitación olía a ella, a él, a sexo. Pasó por encima de una pila de toallas húmedas y cogió el walkman del tocador. Se puso los auriculares alrededor del cuello y sujetó el walkman en la cinturilla de los pantalones cortos.

Salvaje. Era la única palabra que le acudía a la mente para describir la noche anterior. Sexo salvaje con una bella y fogosa mujer. La vida no podía ser mejor.

Sólo había un problema. _____ no era cualquier bella y fogosa mujer. No

era alguien con quien hubiera tenido una cita. No era un ligue. Y ciertamente no era una de esas mujeres que querían acostarse con él porque era jugador de hockey. Era la madre de su hija. Las cosas estaban comenzando a complicarse.

Salió al pasillo. Se detuvo delante del otro dormitorio y miró por la puerta

entreabierta. _____ tenía los ojos cerrados bajo la luz del amanecer que se filtraba a través de las cortinas y su respiración era lenta y suave. Se había puesto un camisón blanco abotonado hasta el cuello que parecía sacado de La casa de la pradera. Aunque aproximadamente cuatro horas antes estaba con el trasero al aire, totalmente desnuda, en el jacuzzi del baño principal haciendo su mejor imitación de una reina del rodeo. Después de un poco de práctica lo había hecho muy bien. A él le gustaba especialmente la forma en que balanceaba la pelvis contra la de él mientras susurraba su nombre con esa erótica voz sureña suya.

Un movimiento detrás de _____ llamó su atención y levantó la mirada a

Lexie. Observó cómo se ponía de lado y se tapaba un poco con la sábana. Dio un paso atrás y se encaminó a las escaleras.

La noche anterior le había mostrado de nuevo otra parte de su pasado, le había mostrado a una niña confundida y herida, y le había agregado otra dimensión a la forma en que la veía de adulta. No creía que ella hubiera tenido intención de cambiar nada, ni siquiera su opinión de ella. Pero lo había hecho.

Justin entró en la cocina y abrió la nevera. Cogió un batido de yogurt rico en carbohidratos y proteínas. Cerrando la puerta con el pie quitó el tapón de la bebida energética y puso en marcha el contestador automático. Subió el volumen, apoyó una cadera en la encimera y comenzó a tomar la bebida revitalizante. El primer mensaje

era de Ernie, y mientras escuchaba las quejas de siempre de su abuelo acerca de tener que dejar un mensaje, pensó en _____. Pensó en su voz cuando le había hablado casualmente sobre su madre. Había bromeado sobre cuando su abuela había tratado de casarla con un carnicero del Piggly Wiggly y sobre que pensaba que era tonta por esperar el amor de su padre. Lo había dicho como si le diera vergüenza, como si esperara demasiado.

El contestador automático emitió un pip y la voz de su agente, Doug Hennessey, llenó la cocina para informar a Justin de la reunión que había tenido con Bauer. Tenía que reunirse con la gente que le había hecho los patines a medida para enterarse de por qué las botas habían comenzado a molestarle la última temporada. Justin siempre había usado las de Bauer. Siempre lo haría. Aunque no era tan supersticioso como algunos tíos que conocía, lo era lo suficiente como para querer arreglar el problema en vez de cambiar de fabricante.

Se tomó el resto del batido de yogurt, aplastó el bote con la mano y lo lanzó al cubo de la basura. El contestador automático no emitió ningún mensaje más y Justin salió de la cocina. La niebla cubría la terraza y la playa. Los escasos rayos matutinos que traspasaban la niebla proyectaban su luz a través de las ventanas de la sala de estar.

Simplemente irresistible {Justin Bieber & Tu} TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora