Capítulo 18

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Nick se encaminaba de vuelta a la fiesta junto con Damon. A pesar de que le había parecido algo disparatado todo lo que se rumoreaba no le gustaba de ninguna de las maneras que Meredith se encontrara en el centro de todo. Se culpaba por lo ocurrido por no medir las consecuencias de sus actos y tampoco había sido justo con Damon. Por un momento estuvo tentado de creer que los dos se habían burlado de él, le cegaban los celos pero afortunadamente la razón se había impuesto al deseo de golpear a cualquiera que se hubiera atrevido a poner un solo dedo encima de su esposa.

Con o sin el consentimiento de ella.

Damon le había escuchado atentamente mientras le explicaba el porqué de su tardío regreso y hasta se había burlado de sus continuos infortunios. Al menos Arlington seguía siendo el de siempre porque, en lo referente a su persona, dejo de serlo hacía más de mes. No se reconocía. Siempre le había resultado incomprensibles aquellos hombres posesivos con sus mujeres por culpa de un sentimiento tan profundo que no llegaba a querer ni a entender. Las mujeres eran eso, mujeres, compañeras que en el mejor de los casos compartían gustos con sus esposos y eran una agradable compañía dentro y fuera de la cama.

¡Que equivocado estaba!. Lo que sentía por Meredith le consumía. Ardía en su interior como una llama que era alimentada continuamente. La deseaba completamente. No solo a su cuerpo sino a toda ella.

Sabía lo que quería y esta vez esperaba poder conseguirlo.

Meredith, se retorcía las manos sin intentar disimularlo. Hacía al menos diez minutos que había dejado de hacerlo. Se preguntaba que estarían hablando, aunque lo sospechaba, y se imaginaba la reacción de su marido si decidía no creer a Damon. Quizá no debería de habérselo dicho aquella noche. No cuando estaba de un humor tan explosivo.

Volvió a mirar por donde habían salido esperando su regreso y rezó para que no terminaran a golpes. Bastante tendrían los chismosos ya de que hablar al día siguiente como para agregarle una pelea entre el esposo y su supuesto amante.

Tan enfrascada estaba en sus pensamientos que no se percató de que Abby le ofrecía una copa de Champagne.

- Necesitas tranquilizarte, querida. Nicholas no es ningún ogro que coma niñas indefensas.- Le animó.

Meredith intentó sonreir pero le fue del todo imposible.

- Lo sé, pero no creo que salte de alegría con lo que creo que le estará contando Arlington.- Bebió un sorbo pero se lo pensó mejor y termino la copa.- Y ya no estaba de muy buen humor que digamos, así que ahora....

- Sabes que es lo mejor. Cualquiera podía haberle insinuado algo durante la noche y eso sí que hubiera sido una catástrofe.- Le tomó la mano entre las suyas.- Al menos si lo escucha de labios de alguien de su entera confianza, existen más posibilidades de que comprenda que no hubo maldad por ninguna de las partes implicadas. Confía en mí. Mi hijo no es ningún imbécil que se deja llevar por comentarios ni chismes de ningún tipo. Es demasiado inteligente como para hacerlo... Además, él te tiene aprecio, Meredith.

Ella la miró agradeciéndole su apoyo pero no estaba de acuerdo con su última afirmación.

- Yo no lo llamaría aprecio, Abby, El solamente me soporta y ni siquiera eso, porque salió corriendo al día siguiente.- Intentó que su tono fuera ligero como si no le importara en absoluto pero la tristeza decidió reflejarse en su comentario.

- Ay, niña, eres demasiado inocente. Yo veo como te mira y si supieras jugar bien tus cartas....

Se interrumpió y por su cara supo exactamente quien se encontraba a su espalda.

Nick llegó junto a su esposa y le colocó una mano en la curva de la espalda.

- Madre creo que nos vamos a retirar. He tenido un día muy pesado y me gustaría descansar. Si quieres puedes quedarte yo he venido en la calesa. Meredith y yo podemos irnos en ella y tu cuando lo consideres oportuno en el carruaje.

Saga Londres 1 " Matrimonio a la fuerza "Where stories live. Discover now