Capítulo 31

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   Salió a caballo bien temprano. Se sentía revigorizado aún después  de que había dormido muy poco esa noche. Meredith lo había tenido bastante entretenido.

   Sonrió ante  el recuerdo  y la deliciosa entrega de su esposa.

   No lo había escuchado levantarse y él lo prefería así. Por un momento creyó despertarla pero ella simplemente se agitó un poco y estiró el brazo hacia el lado de la cama donde él había estado durmiento. Se imaginó que lo buscaba y eso le hizo dudar entre salir como tenía pensado o volver a meterse en la cama y despertarla a besos.

   No, lo que tenía que hacer no podía demorarse, había que solucionarlo de una vez por todas.Ya tendría tiempo más  tarde para dedicarle a su esposa. Todo el tiempo del mundo.

   Primero dejó que Zeus se  desfogara un poco galopando por Hyde Park, ya que a esa hora de la mañana Rotten Row estaba casi desierto. Pocos eran los que se  le levantaban tan temprano porque los diferentes eventos londinenses los mantenían despiertos hasta bien entrada la madrugada y porque preferían dejarse ver mucho más tarde, cuando casi no se pudiera circular ni en calesa ni a caballo debido a la aglomeración de visitantes.

   El aire frío que le azotaba el rostro le sirvió para aclararle  aún más las ideas y dejó que las tensiones de los ultimos días se disolvieran por completo.

    Lo primero era lo primero. Puso a su semental al trote y sin prisa lo condujo entre las calles  de Londres. 

   Los hermanos Bowser no le tenían buenas  noticias. Ninguna de las informaciones recibidas hasta el momento habían sido de fiar. La mayoría de los soplones pensaban que  recibirían el dinero al dar la información sin comprobarla antes. Pensó que la desesperación y el hambre tendrían mucho que ver y el dinero ofrecido era para tentar hasta al más santo. Pero eso era lo que quería que los encargados de matarlo se fueran sintiendo cada vez más y más acorralados y propensos a ser descubiertos. 

   Discutieron varias caminos a seguir y se despidió de ellos con un fuerte apretón de manos.

  Su buen humor se resintió un poco ya que quería terminar cuanto antes con aquello pero parecía que no iba a ser posible. Pensándolo bien, no temía por él, sino por Meredith. Si a ella le ocurría algo..... Apretó con fuerza las riendas. Se negaba a tener pensamientos tan funestos. No ocurriría nada porque el no iba a permitirlo.

   Espoleó a Zeus, impaciente.

  Tenía  otra parada que hacer  antes  de reunirse con Damon en Whites's y  eso asunto sí que estaba dispuesto a dejarlo sanjado. 

   Le dejó el semental al lacayo que lo recibió en la entrada de la casa y mientras esperaba que le abrieran la puerta se acomodó la chaqueta al cuerpo y tiró de los puños hasta que estuvieron correctamente colocados.

   Sabía que su presencia imponía en la mayoría  de los casos. Era mucho más alto que la media y más corpulento tambíen. Y si su cara reflejaba  lo que en esos momentos sentía por dentro, dudaba de que alguien lo considerara la persona más amable del mundo.

    Casi sonrió ante esa idea. Era exactamente la imagen que quería dar y en ese caso no le costaba el menor esfuerzo proyectarla para todo el que quisiera mirar.

    En cuanto el mayordomo abrió la puerta, Nick, entró sin esperar a ser invitado.

   - ¿Podría decirle  a Carmichael que tengo que hablar con él?.- Dijo con excesiva rudeza mientras se quitaba los guantes y los metía en uno de sus bolsillos.

   - El señor aún está en sus habitaciones. No se le puede molestar hasta dentro de unas horas.-

   El hombre  miró hacia el cielo, pues aún mantenía la puerta abierta, para indicarle que aún era demasiado temprano para que el dueño de la casa se dignara a levantarse.

Saga Londres 1 " Matrimonio a la fuerza "Où les histoires vivent. Découvrez maintenant