Capítulo 24

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Meredith se despertó pero era incapaz de abrir los ojos o mover un sólo músculo. Estaba desnuda y rodeada por completo por Nick. Una de sus manos le sostenía un pecho como si no hubiera tenido bastante con lo que le habia hecho durante toda la noche o pensara que podia desaparecer sin más. Lo sentía desnudo pegado a su espalda y eso le bastaba para sentirse maravillosamente bien.

Al pensar en lo ocurrido se asombró de que pudiera incluso pensar. Estaba exhausta y notaba una leve incomodidad entre las piernas pero no se sorprendió porque Nick le había demostrado con creces que era un toro, y de los bravos.

Rió ante su ocurrencia y se pegó más a su cuerpo sintiendo el calor de su piel.

Tenía que reconocer que hasta el amanecer, momento en el que Nick consideró que tenían que dormir algo, no le había dado un minuto de tregua. La volvía a excitar una y otra vez cuando pensaba que era imposible que su laxo cuerpo volviera a la vida y la había adorado en cada ocasión, le había demostrado cuanto la amaba en cada caricia, en cada gesto, en cada mirada.

Aún no podía creer que ella, alguien que no era especialmente bella ni atractiva, hubiera conseguido el amor de alguien como su marido. Se sentía muy afortunada y ahora que era suyo no permitiría que nadie se interpusiera. Antes se helaría el infierno.

Se dió cuenta que era una persona posesiva pero después de todo Nick, era SU MARIDO y eso le daba derecho para serlo. De algo tenía que servir llevar un anillo en su dedo.

Había escuchado más de una vez insinuaciones, por parte de aquellas señoras que en algún momento se había relacionado con Nick, sobre sus artes amatorias y ahora entendía el porqué más de una seguía intentando llamar su atención. Aunque no tenía con quien comparar sabía que para ella era el único que la hacía sentirse plena y con eso le bastaba.

Nick era suyo como ella era de él.

El pecho se le lleno de dicha ante esa idea. Después de todo su noche de bodas había sido digna de recordarse. Tardía pero intensa.

Se acomodó mejor sobre el brazo que le servía de almohada y suspiró de felicidad.

Sólo había algo de lo que aún no habían hablado pero ella estaba dispuesta a hacerlo en cuanto tuviera oportunidad. No podía posponerlo por más tiempo. No después de que él le confesara su amor hacía unas horas. Tendría que explicarle lo de "William" y porque hizo aquello. ¿Y si él pensaba que era una persona fría y calculadora por haber urdido ese engaño?. Su alegría desapareció por completo ante la duda que la asaltaba pero sabía que peor era que él creyera que ella podía guardar algún tipo de sentimientos por alguien imaginario.

Se lo tendría que decir y cuanto antes mejor.

Estaba tan perdida en sus pensamientos que no notó que Nick había despertado. La apretó contra su pecho y le besó la nuca para luego pasarle la lengua muy lentamente. Un escalofrío la recorrió desde la punta de los dedos de los pies hasta la raiz del cabello. Parecía que su cuerpo reaccionaba todavía cuando debería de estar agotado. Su mano se desplazó hasta el vientre para empujarla hacia él. Su miembro estaba dispuesto para jugar de nuevo y lo notaba en todo su esplendor pegado a su trasero.

- Buenos días.- Le dijo arrastrando las palabras mientras le besaba la espalda.

Meredith reaccionó ante sus caricias y se frotó contra él incitándolo a seguir.

- Parece que la señora condesa no quedó satisfecha después de toda la noche. - Murmuró apenas junto a su oido.- Bien, porque yo tampoco he tenido bastante de ti.

Y pasó a demostrarle cuanta verdad había en sus palabras.

Estaba todavía recuperándose del último asalto a sus sentidos cuando Nick brincó de la cama, se puso una bata y salió de la habitación.

Saga Londres 1 " Matrimonio a la fuerza "Where stories live. Discover now