Capítulo cinco

106 20 16
                                    

VÍCTOR

Cuando mis labios entran en contacto con los suyos, todo mi cuerpo se relaja por completo. Sé que he conseguido salvarme. Sé que no voy a morir.

Me siento culpable por lo que acabo de hacer, ya que estoy obligándola a volverse mi protectora para siempre. Pero no me ha dejado otra opción. No podía simplemente dejar que se deshiciera de mí sin luchar, sin resistirme. Y el momentáneo pánico que me ha asaltado al encontrarme cayendo, me ha instado a cometer un acto así de desesperado.

Seguimos descendiendo a una velocidad vertiginosa, y mis extremidades empiezan a sentirse atontadas. La sensación de que voy a desmayarme me embarga, por lo que rompo nuestro beso. Veo como sus negros labios de demonio se vuelven de un tono rosado, y es entonces cuando comprendo que de verdad ha funcionado. Nuestros hilos acaban de ser forzados a mezclarse, y ya no hay vuelta atrás.

Las fuerzas me abandonan poco a poco, y entiendo que es la oscuridad del agujero. Está absorbiendo toda mi vitalidad, por lo que tengo que darme prisa.

No sé muy bien como funciona esta conexión que tenemos Thalia y yo ahora. Pero el nerviosismo me llena, al percatarme de que moriré si ella no me salva pronto.

— Sálvame, Thalia — susurro casi sin aliento.

Noto como sus cejas se alzan, totalmente sorprendidas. Veo en sus ojos las ansias que la embargan por negarse. Siento su odio hacia mí y lo mucho que desea que yo desaparezca. Tanto desprecio hacia mi persona me turba, por lo que cierro los ojos para no tener que sostenerle la mirada.

Entonces, me rodea con sus brazos y me pega a su cuerpo, con firmeza. Mis párpados se abren por lo atónito que estoy. Supongo que eso es todo lo que tengo que hacer. Darle una orden, y ella tendrá que obedecerla, le guste o no.

De repente, ya no caemos. Comenzamos a subir arriba, muy arriba. Y cuando quiero darme cuenta, hemos salido del agujero.

Mis sentidos vuelven en sí y el entumecimiento que hace unos segundos cubría mis músculos desaparece. La vida vuelve a mí como si de un huracán se tratara, cosa que me deja sin aliento.

Thalia me deposita con delicadeza en el suelo, para acto seguido, alejarse todo lo posible de mí. Hago el amago de incorporarme, para poder ver su expresión y disculparme, aún sabiendo que ella rechazará mi perdón. Pero me mareo y todo comienza a dar vueltas a mi alrededor, por lo que vuelvo a tumbarme.

Han sido muchas emociones en un solo día. Además, acabo de estar al borde de la muerte. Así que no me sorprende sentir que estoy perdiendo la consciencia.

Mis ojos se cierran con lentitud y yo me desmayo.

✖️✖️✖️

Me despierto de golpe. Estoy en una cama, y por un momento, me asalta el miedo de volver a estar soñando con el psiquiátrico. Pero pronto me doy cuenta de que no es así.

La habitación en la que me hallo está pintada en tonos pastel. A mi derecha, hay una encimera con papeles en su superficie. Junto al mueble, una silla de madera. A mi izquierda, veo estanterías atestadas de libros de los que no puedo leer el título desde mi posición. Y eso es todo.

DarknessWhere stories live. Discover now