Capítulo once

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VÍCTOR

Me siento tan estúpido. No tanto por el hecho de haber confiado en ella, sino por el sentirme tan dolido a causa de eso. Siempre supe que no le importaba, y a pesar de ello, empecé a plantearme si quizá yo le caía algo mejor. Últimamente no estaba tan borde conmigo. Peleábamos, por supuesto, pero a veces me daba la sensación de que ella lo disfrutaba. De vez en cuando, y cuando yo me indignaba, me parecía verla sonreír. Supongo que era otro de sus muchos engaños.

No entiendo qué ocurre. Sé lo desagradable que es. Lo poco que le importa la gente. Hasta la llamé monstruo. Y aún así... Me he dejado llevar lo suficiente como para cogerla una especie de apego. Es extraño. Me siento igual respecto a Hyde y al resto, pero es que ellos sí que son humanos. Sí que son buenas personas. Y Thalia es despreciable. Soy tan estúpido.

Lo que tengo claro es que no quiero volver a verla. Tampoco deseo entrometerme en lo que sea que está pasando. Voy a volver a mi vida normal. Y si algún demonio viene a por mí, adelante. Ya no me importa lo que pueda ocurrirme. Estoy harto, cansado. He intentado afrontar todo lo mejor que he podido, pero yo también tengo un límite. Y los acontecimientos han sobrepasado la línea de lo que puedo soportar. Así que se acabó. Para siempre.

Alzo la cabeza, y contemplo como el sol se esconde tras un gran nubarrón. Sospecho que se avecina tormenta.

Alguien se deja caer a mi lado, y yo no me giro para mirarlo. No quiero que vea mis ojos rojos y los rastros de lágrimas que aún llenan mis mejillas. Es muy considerado por parte de Evan el haber venido hasta la parada de autobús, teniendo en cuenta lo lejos que pilla de su agencia. Sin embargo, y a pesar de que esto solo me hace enfurecerme más conmigo mismo, esperaba ver a otra persona.

—¿Qué vas a hacer ahora? —pregunta, sin más.

—Volver a casa. Prepararme para ir mañana al instituto. Regresar a mi vida normal —murmuro.

—Entiendo. Supongo que tiene sentido. Ha sido un verdadero placer conocerte.

—Gracias. Lo mismo digo. Dale recuerdos al resto por mí. Espero que os vaya bien.

—¿No vas a curiosear acerca de Thalia? —farfulla, con esa suavidad que siempre está presente cuando habla.

Aprieto los puños con fuerza, y sin poder evitarlo, le encaro. Mis ojos destilan desprecio, aunque Evan ni se inmuta, a sabiendas de que no va dirigido hacia él.

—No quiero saber nada sobre ella. Nunca más.

—Siento sonar tan desagradable, pero no entiendo tu reacción. Siempre pensé que os caíais realmente mal, y os daba igual lo que hiciera el otro. No digo que lo que ha hecho Thalia esté bien, al contrario. Pero es lo que hace ella. Es cruel sin pensar en las consecuencias. No se preocupa por el resto. Y deberías estar acostumbrado, ¿no? —suspira, mirándome con pena al ver el deplorable estado en el que me encuentro.

—Ya lo sé. Simplemente... las cosas cambiaron sin que me diera cuenta. Me encontré pensando que quizá mi protectora no era tan mala. Que bajo toda ese odio, había alguien amable. Me equivoqué. Y ahora no puedo evitar que me duela.

—Lo siento —se limita a decir. Su mano se alza, para limpiarme un poco la cara. Extrañamente, no me pongo nervioso ni me sonrojo como pensé que haría.

—No tienes que ser tú el que se disculpe. Agradezco que tú y tus amigos me ayudarais. Espero que Harley se recupere pronto —y de verdad siento lo que digo. Nadie quiso explicarme con exactitud el poder de la joven, pero es peligroso. Para ella y para los que la rodean. Ojalá algún día logre controlarlo—. Y suerte con Tigre.

DarknessWhere stories live. Discover now