carpeta vacía.

mis penas más negras.

Desde que hemos llegado a casa, Agoney se ha sentado en una esquina abrazado a sus piernas. No quiere que nadie se le acerque, solamente estar solo. 

Me parte el alma verle así. Yo, por el contrario, llevo horas llorando sin parar y me siento muy cansado. Cansado e inútil por no poder hacer nada. 

Estamos en nuestra casa amigas junto a los otros 12 ex concursantes (menos Aitana, que ha llamado desde Londres preocupadísima), el resto han venido corriendo tras enterarse de la noticia. Nadie ha dicho mucho, simplemente nos abrazamos, con los ojos llorosos, expectantes a nuevas noticias en la televisión. 

Absolutamente todos los canales ahora mismo han pausado sus programaciones para transmitir cualquier noticia nueva al respecto. De hecho, incluso se han parado algunos comercios ante el pánico que ha causado el secuestro al avión, que aún no se sabe dónde está. 

-¡Se ha localizado el paradero del avión! -exclama la reportera del canal que tenemos sintonizado-. Me comunican que ahora mismo está volando sobre Murcia en dirección este.

Ninguno de nosotros dice nada mientras aparecen vídeos y fotografías del avión en la televisión.

-¡Hemos logrado conexión en directo con la posición del avión! ¡Miren! -se ve volar al avión a toda velocidad, aunque también se tambalea más de lo que debería.

Entonces. No puede ser.

Baja bruscamente. En picado. Dirección al suelo. No, no, no.

Se escucha gritos en la grabación.

Cada vez más cerca del suelo...

Y explota.

Salta en pedazos y la explosión provoca que se corte la grabación.

Miro hacia Agoney, que tiene la cara cubierta de lágrimas y el alma rota. El mundo se para y todo duele.