no puedo estar sin ti.

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Desde que todo el ruido cesa, tardamos aún varios minutos más en tener la valentía de movernos y observar desde la carroza el panorama.

Miriam es la primera que se levanta, siempre ha sido la más fuerte de nosotros. Se asoma para mirar abajo, donde antes había miles de personas cantando, bailando y disfrutando de lo bien que sienta tener una fiesta que visibilice a las personas oprimidas de la sociedad. Sus ojos se humedecen y hace grandes esfuerzos para no llorar.

Entonces decide ayudarnos a nosotros a levantarnos y comienza por mí. Realmente no sé si estoy preparado.

Me tiemblan las piernas al incorporarme y no puedo evitar soltar una lágrima cuando Miriam me abraza con fuerza. Me giro para observar la calle y veo la imagen que quedará grabada en mi cabeza hasta el fin de mis días.

La calle está vacía, completamente, sin vida. Decenas de cuerpos yacen tirados en el suelo tiñendo la acera de un rojo intenso. Inmóviles. 

Muertos.

Me duele el corazón. Siento un peso y una angustia como nunca antes había sentido. 

Me giro hacia donde está Agoney en el suelo, donde le he abrazado, buscando consuelo y refugio en él. 

Pero tropiezo y me caigo cuando veo que él también tiene un charco de sangre alrededor y está inmóvil.

No.

No puede ser. 

Él no. 

carpeta vacía.Where stories live. Discover now