carpeta vacía.

robarte un beso.

-Hoy es el gran día, amigueto -acabo de abrir los ojos cuando Agoney sale de la ducha con la toalla en la cintura y el pelo mojado. 

Antes de tirarse encima de mí en la cama a darme un beso de buenos días se desata la toalla y se queda desnudo. 

-Y tanto que buenos días -le agarro de la espalda para besarle de nuevo y tiro de él para dar la vuelta y ser yo quien se quede encima. 

Somos un poco desastrosos y nos enredamos en la sábana, pero tras hacerlo nos besamos largo y tendido cuerpo contra cuerpo. Exploramos nuestras bocas una vez más, con un beso húmedo que nos quita el aire. Coordinamos a la perfección el ritmo de nuestras lenguas, que ya tienen un máster en la boca del otro. 

-¿Cómo te sientes al respecto? -se separa entonces Agoney, cuando el calor y la excitación mañanera están en un momento clímax. 

-No lo sé. Ahora mismo solo sé que te quiero.

-Yo también te quiero -Ago me aparta el flequillo de la cara y besa mi frente. Ahora mismo estoy tumbado encima de él con mi cabeza en su pecho y mis manos acariciando su perfecto rostro. 

Llevamos algunos días pensando en la posibilidad de hacer pública nuestra relación en el orgullo. O al menos decir claramente a los cuatro vientos que somos homosexuales. Porque la visibilidad es importante y las niñas y niños LGBT+ jóvenes necesitan a personas que les hagan sentir normales, como realmente son.

-Estoy nervioso. 

-No te sientas presionado, amor, tiene que salir de ti.

-Gracias.

-Y que sepas que estaré a tu lado. En todo momento.

Estoy muy agradecido por tener a Agoney, mi novio y el hombre de mis sueños, en mi vida. Y, sobre todo, por haber creado un vínculo tan fuerte, bonito y espero que eterno. Porque sí, quiero casarme con él. Puede que pronto se lo pida. Cada día estoy más seguro de que lo que siento es para siempre. 

En ese momento veo cómo Ago levanta una ceja y me mira juguetón. En cuestión de segundos el calor y excitación vuelven a mí. Nos volvemos a besar hasta que garro a Agoney y le giro, para besar su monumental culo, que cada vez que toco siento estar explorando el Valhalla y se lo beso para prepararle bien para el polvo con el que va a empezar el día del orgullo.