no te pude retener.

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Miro en su dirección y veo cómo Miriam sostiene a Amaia, su novia, en brazos. 

Veo el cuerpo de Amaia, sin vida, con una herida ensangrentada alrededor de su corazón. 

No me lo puedo creer. El miedo vuelve a mí. Me he sentido tan aliviado por Agoney que hasta he conseguido momentáneamente olvidarme de lo mal que va todo fuera de nuestra burbuja de alivio y felicidad. 

-No te pude retener, entre tanta multitud -escucho cómo Miriam le canta a Amaia entre lágrimas, con la voz tan rota como ella se siente por dentro. Siento su dolor y pena como si fueran los míos propios. 

Las lágrimas brotan de mis ojos sin que las pueda contener. La imagen de mi amiga con la chica de sus sueños muerta en sus brazos me parte el alma. 

Reparo entonces en el resto de la carroza, con miedo, para ver cómo está el resto. 

Lo primero que veo son los cuerpos de Cepeda y Javier Calvo completamente ensangrentados, varias balas les han impactado en el cuerpo y yacen sin vida. Alguno de nuestros amigos están llorando a su alrededor.

¿Hace cuánto ha pasado esto, veinte minutos? Hace veinte minutos todo iba bien. Hace veinte minutos éramos felices. Teníamos más esperanza e ilusión que nunca. Veíamos el futuro con las personas que amamos brillante y real.  Y en cuestión de veinte minutos todo nuestro mundo ha cambiado, para siempre.

Miro hacia un extremo de la carroza donde solamente están Aitana y, mi mejor amiga, Nerea. 

Me doy cuenta de que Aitana está junto a Nerea llorando, abrazándola. 

Me da un vuelco el corazón. 

No, Nerea no. Ella sí que no. 


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