born this way.

797 88 19
                                    

El orgullo está siendo la mejor experiencia de mi vida. Estoy junto a todos mis mejores amigos bailando, riendo y disfrutando. Alrededor de nuestra carroza hay miles de personas celebrando y apoyando esta causa tan bonita y necesaria. Todo está siendo demasiado bonito. No puedo borrar la sonrisa de mi cara.

Por primera vez, en muchísimo tiempo, me siento libre. Libre de prejuicios, de miedo al qué dirán. Siento que no tengo miedo a nada. Y que no tengo nada que perder.

No sé exactamente de dónde saco la valentía para hacerlo. Pero lo hago.

Me acerco a donde Martí están pinchando la música y desconecto los altavoces dejando nuestra carroza en absoluto silencio y a las personas que la rodean descolocadas y confundidas. 

Cojo el micrófono y me coloco al lado de Agoney. Sé que nadie está entendiendo nada. Y quizás yo mismo tampoco.

Le llevo hacia un extremo de la carroza, donde me encuentro con miles de ojos mirando atentamente y varios móviles grabando sin saber muy bien qué. Pero hoy no me pongo nervioso, en cambio, ver tanto color, tanta ilusión y tanta alegría en cada persona presente que me da más fuerza y valor. Y por un instante creo en la esperanza de un futuro mejor y de un mundo en paz, sin prejuicios ni dolor. 

-Buenas tardes. Soy Raoul Vázquez -hago una pequeña pausa y directamente a Agoney a los ojos, que noto cómo tiembla de los nervios.

Le cojo la mano con fuerza, como si nunca más fuera a soltarle. Y, en cierto modo, así será. 

-Solo quiero decir que este es el hombre de mis sueños, Agoney Hernández, de quien estoy completamente enamorado. Mi novio. Y el hombre con el que espero envejecer y formar una familia.

Mi voz resuena por las calles de Madrid y todo se queda en silencio durante varios segundos. Hasta yo tengo que asimilar lo que acabo de revelar en público por fin. 

Entonces empiezan los vítores, los gritos de emoción del público. Las lágrimas empiezan a deslizarse por las mejillas de Agoney, el ser más puro, bonito y bueno con el que me he cruzado en esta vida. No puedo mirar a ninguna otra parte. Estoy perdido en su mirada, en él, donde espero tener la oportunidad de perderme el resto de mis días. 

Juro que en este momento somos infinitos. 

Agoney me agarra el pelo por detrás, se acerca a mí y me besa. Como aquella primera vez. Y como si fuera la última. Felices a reventar. Amándonos, a morir. 

carpeta vacía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora