Andrés camina dormido

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Terrazos, 2016

Ahora entiendo por qué me despertabatan cansado. Parece mentira. Quién me lo iba a decir a mí, que siempre he sido tan mirado para los demás. Y lo que habrán dicho en el barrio, eso no me lo quiero ni imaginar. "El raro, ya está ahí el raro". Lo raro es que no me hayan detenido todavía, mientras camino por las calles sonámbulo.

Y al mismo tiempo, es todo tan nítido, tan real... ¿de qué están hechos esos sueños, que sustituyen la propia materia, y nos ponen ante los sentidos un mundo imposible, pero tan verdadero en ese momento? Yo camino por lugares que nadie ve, mis pies pisan veredas donde otros pisan asfalto; o vuelo, mientras los otrosintentan averiguar por qué tengo los brazos extendidos. ¡Pero yo vuelo de verdad! ¡Dormido, pero tan despierto, cruzo el aire, los miro a todos desde arriba, contemplando la belleza y la miseria del mundo como si no fueran conmigo!

Pero nada de esto sería tan extraño, porque sonámbulos hay muchos, si no fuera porlo que he hecho hoy. Eso sí que es de órdago. Ahora ya estoy tranquilo, sentado en el sillón, mirando por la ventana la calle que hace poco pisé sin saberlo. Pero me ha costado calmarme, vaya que si me ha costado. Porque sorpresas como la de hoy, nunca me había llevado antes.

Es que cuando llegué a casa, a las cuatro de la tarde, sí, estaba cansado, como siempre a esas horas, porque a mí la tarde y la comida me dan sueño, como a casi todo el mundo que es normal y lleva una vida de trabajo rutinario y madrugón diario. Y dormí lasiesta, como siempre, desde las cuatro y media hasta las siete. Una siesta larga, ya, pero es como yo las duermo; que luego, por la noche, me quedo leyendo hasta tarde, y por la mañana madrugo a las siete y media, y tengo que recuperar el sueño. Y ya estoy acostumbrado, y a mis treinta y cinco años largos no voy a cambiar una costumbre que me gusta tener. Así que a las cuatro, al llegar a casa, me quité el traje, colgué el pantalón de la percha, con cuidado de no torcer la raya, que ya sé que me obsesiona un poco pero es que necesito verla perfectamente recta. Luego colgué la chaqueta, pasando antes el cepillo por los hombros y los bolsillos, porque la polución ha aumentado mucho en esta ciudad, cada vez menos pequeña, y no tengo otro traje. Y puse a lavar la camisa y los calcetines; y la corbata, bien doblada en su cajón. Nunca me quito la camiseta para dormir lasiesta, porque me abriga el estómago;lo tengo pequeño y frío casi siempre, porque estoy muy flaco; ni loscalzoncillos, porque me gusta tener los testículos algoamarrados cuando duermo, o de lo contrario llegan las distracciones, que no es que me disgusten, pero me trastocan mucho los horarios y cuando eso me ocurre paso el resto de la semana desorientado.

Yo no puedo dormir si algo está desordenado, pero cuando confirmo que no hay nada fuera de su lugar, cuando ya todo está en su sitio, ay, qué bien me siento, qué sueño agradable y pacificador me entra en el cuerpo, qué placer siento al abrir las sábanas limpísimas. Por la mañana las dejo tan bien ceñidas al colchón que al despegarlas suena el algodón conunsiseo pastoso y pesado. Y me meto entre ellas, que están un poco frías pero me reciben con una calidez casi humana, blanca, femenina. Como las manos de una novia al principio, oel regazo de una madre cuando ya estoy en ellas.

Hoy ha sido un día extraño, y ahora en la oscuridad me da miedo volver a dormirme, porque si esto me ha ocurrido durante la siesta, ¿qué no podría pasarme en la noche larga y solitaria? Si en plena tarde, en el centro de la ciudad, he caminado sonámbulo por las calles, ¿hasta dónde me llevarían mis pasos en las horas silenciosas? Así que aquí estoy, desvelado, y con este extraño libro que ha aparecido en mis manos y que aún no me atrevo a abrir. Hasta el título me asusta: "Pasaje al Mundo de los Sueños" ¿De dónde ha salido? ¿Cómo he despertado de la siesta, en mi casa, vestido con la ropa de verano que guardaba en la maleta, con el bastón de caminar los domingos en una mano y este libro en la otra, parado frente al espejo de la entrada, sonriente como un joven recién enamorado? Mi propia imagen reflejada, con ese aspecto improcedente, me ha dado escalofríos, cuando por fin me he dado cuenta de que no era un sueño, de que era yo, real, dormido y luego despierto, el que estaba ahí, sonriendo al espejo como un chiflado.

OnironautasWhere stories live. Discover now