Stanislav en el umbral

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Monasterio Benedictino cerca de Plantar de Valmorillo, 1913

Stanislav esta vez despertó en un lugar diferente al que llevaba haciéndolo tantos meses, y eso le dejó algo desconcertado. Ya no estaba en un establo, rodeado de aromas a animales y heno. Abrió los ojos en medio de un lugar yermo, plano y desolado. No había casas cerca, ya no estaban allí el agradable pueblo con su plaza, sus gentes amables y exóticas ni los cultivos donde pasaba algunas horas cansando su cuerpo con el fin de dormir lo antes posible y continuar su obra. Se había despertado con el cuerpo rígido por el frío en medio de una explanada poblada de matorrales secos y tierra polvorienta. Estaba amaneciendo, y su cuerpo tiritaba. Se puso en pie y abrazó su propio pecho; estaba desnudo de cintura para arriba. En el suelo estaba su pequeño petate con el diario y el lápiz. Eso era lo único importante. Le faltaba muy poco para terminar.

Caminó, dejado atrás buenos lugares para cobijarse durante el sueño, como árboles bien abrigados o resquicios entre las rocas, porque antes de refugiarse necesitaba agotar su cuerpo para olvidar el dolor y volver a quedarse dormido. Cuando sentía hambre, además, le resultaba más difícil regresar a su mundo de los sueños, y cuando el dolor del vientre se agudizaba, como en ese día, intentar dormir se convertía en una tarea tortuosa y vana. Así que caminó sin pensar en nada, dando tumbos y traspiés, procurando seguir un camino de tierra que se marcaba sobre el polvo.

Al frío del amanecer le siguió el sol sofocante y a éste otra vez el frío de la noche, pero Stanislav no dejó de caminar, aunque notaba que uno de sus pies resbalaba entre la sangre bajo la bota. Ese dolor, sin embargo, le hacía olvidar por instantes el de la tripa, que sí era intenso y sí era definitivo, como él bien sabía. Pronto su cuerpo dejaría de estar vivo, y antes de que eso ocurriera, Stanislav debía terminar de escribirlo todo. Ya quedaba muy poco, aún había esperanzas.

Despertó otra vez al alba, tiritando, y por un instante pensó que la jornada anterior había sido un sueño incontrolado, pero las luces del edificio en lo alto de una loma, que el día anterior no estaba allí, le dieron entender que no, que simplemente había caído agotado en medio del camino. Su diario estaba junto a él, fuera de la bolsa de cuero, junto al lápiz. Lo abrió con prisa y se alivió al comprobar que durante el sueño había seguido escribiendo, a pesar de su precaria situación. Esta vez apenas tenía fuerzas para levantarse, así que metió el libro y el lápiz en el petate, se lo colgó al hombro y comenzó a gatear ladera arriba, hacia el monasterio.

Lo recogieron antes de llegar a la puerta, porque un monje había visto movimiento desde la ventana y se había quedado observando. Entre varios lo llevaron hasta una celda vacía, cogido por los brazos y las piernas, y allí le dieron agua y lavaron su cuerpo maltrecho con un trapo húmedo. Stanislav les dio las gracias con su acento extranjero.

—Necesito dormir mucho—les dijo—. Estoy enfermo, necesito reposo. Yo les agradezco la ayuda.

Los monjes le llevaron un tazón con caldo pero Stanislav lo rechazó, sabiendo que arreciaría su dolor. Les miró desde el catre.

—Solo puedo comer fruta. Mi tripa está enferma. Creo que voy a morir pronto.

Los monjes comprendieron que el hombre estaba desahuciado y le ofrecieron permanecer allí hasta que Dios decidiera su destino. Stanislav aceptó la oferta.

—Pero les pido que me dejen dormir. Necesito mucho tiempo de sueño. Así podré dejar este mundo en paz.

—Claro, está usted agotado. No se preocupe, que le dejaremos descansar.

Stanislav durmió durante todo ese día y despertó la siguiente madrugada con el estómago aún muy dolorido. La puerta de su celda estaba entreabierta. Se trataba de una de las habitaciones de la clausura, pequeña y extremadamente sobria, a la que entraba el leve sonido de los pasos de los monjes desfilando en silencio por el pasillo adyacente. Uno de ellos asomó la cabeza y al verlo con los ojos abiertos, le sonrió.

OnironautasWhere stories live. Discover now