Andrés en la encrucijada

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Terrazos, 2016

Ya me he levantado de la cama cuatro veces, y no me gustaría hacerlo una quinta. Cuatro es el límite. Si vuelvo a la estantería para comprobar si el libro que apareció en sueños está bien colocado, debería plantearme si no estoy haciendo tonterías. Pero no estoy seguro, no estoy seguro... ¿se quedó un poco inclinado? ¿Y si sin darme cuenta se ha quedado un poco abierto, y el filo blanco de alguna página resalta entre su portada de cuero oscuro, derramando su magia, revelando que no lo coloqué correctamente? Debería levantarme otra vez, aunque ya lo haya hecho. Si no, está claro que no voy a poder dormir. Pero si me levanto y realmente esa página blanca ilumina tenuemente la sala, porque no lo cerré bien al colocarlo, si es así, sé que lo voy a coger en mis manos, que voy a abrirlo;sé que voy a empezar a leerlo. Sí, ese libro me está llamando, esta obsesión mía no es otra cosa que la manera que tiene de decirme que lo abra ya, que me sumerja en sus letras, que sueñe su historia, que merinda a su reclamo.

Está bien, Andrés, no desvaríes. Me levanto, compruebo que está bien cerrado, me quedo tranquilo y regreso a la cama. Es la quinta vez que voy a hacerlo, y en las anteriores ya he visto que estaba todo en su sitio. Esta es solo para quedarme tranquilo. No va a pasar nada. Ya camino por el pasilloytodo está en orden. ¿Lo ves, Andrés? Aquí está, el libro bien cerrado, vertical, tocando el lomo del libro de al lado, ni muy apretado ni muy separado; en su sitio exacto. El nombre del autor, Stanislav Bodorok, y el título en letras doradas, "Pasaje al Mundo de los Sueños". Ni muy grande ni muy pequeño. Todo correcto. Todo como antes.

¿Y si me lo llevo a la cama y empiezo a leerlo? ¡Es tentador, pero qué miedo tan enorme! Quizás debería cogerlo, sí, y dejarlo en la mesilla. Puedo colocarlo entre el interruptor y el vaso de agua, ahí hay un hueco donde se quedaría bien ordenado si lo coloco con el filo mirando hacia la pared. ¡Venga, Andrés, sé valiente por una vez! Tú lo llevas hasta la mesilla de noche, y siempre puedes ojearlo sin mirarlo con mucha atención, simplemente repasando alguna página al azar.

Bien, pues aquí estamos, el libro y yo, en la cama. Me ha costado volver a colocar rectas las sábanas, porque llevo tanto rato despierto que he dado varias vueltas. ¿Lo abro o no lo abro? Ay, qué indecisión, qué ansia, qué ganas y al tiempo qué miedo. Recuerdo las primeras palabras que leí, y las últimas, pues no he vuelto a abrirlo desde que apareció en mis manos al despertar sonámbulo. Decía que el libro llegaría hasta mí de manera inexplicable, y así ha sido. Decía que lo observara sin intentar leer, sin pensar. Que quien no necesitara explicaciones, no las tendría. ¿Se referirá a mí? ¿Por qué creo que yo soy el único que puede entender este libro? ¿Será que me estoy volviendo...? No, no lo digas, no lo digas, eso no va a pasar.

Ahora ya no estoy durmiendo, sino bien despierto y sufriendo una gran tensión, por lo que seguramente el libro no tenga ningún efecto sobre mí. Quizás si lo leo así, bien alerta, su efecto sea nulo. Posiblemente ocurra que la magia del libro, si es que la tiene, tenga lugar solo si se siguen las instrucciones al pie de la letra. ¿Pero qué estoy diciendo, de magia y de instrucciones? Es un libro, nada más. Es una fantasía. No puede ser la causa de mi deambular extravagante por las calles de la ciudad. ¿Y si abro una página al azar, solo por saber qué hay en su interior, de dónde sale ese brillo tenue y ambarino, tan mágico y atractivo? Eso me servirá para abandonareste temor absurdo. Venga, hago deslizar las páginas por mi dedo pulgar y lo paro... ¡aquí, en medio del libro! Leamos...

Pero, ¿qué es este galimatías?, ¿está escrito en un idioma que no conozco?, ¿por qué no entiendo estos símbolos? Ni siquiera son letras, son unas grafías extrañasque no se parecen a ningún alfabeto que haya visto antes. Y sin embargo, algo me dice que podría entenderlas. Que poseo un conocimiento, en algún lugar de la memoria, que sabe interpretar estos símbolos. Quizás si los miro durante un rato, si los retengo en la memoria y cierro los ojos...

OnironautasWhere stories live. Discover now