1°El inicio de todo

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Me adentro en el gran edificio donde llevo trabajando los últimos cuatro años, mi vida no ha cambiado mucho desde entonces, solo que ahora hay más papeleo y los casos se me amontonan.

Cuando decidí ser abogada, nunca me imaginé trabajar como una de oficio, siempre tuve ese sueño de ser uno de esos abogados privados. Pero es lo que toca, tengo que seguir esforzándome por conseguirlo.

Aprieto el botón del ascensor para llamarlo, espero mientras miro unos documentos del caso en el que estoy trabajando: una chica que intentó atracar un banco.

Las grandes puertas se abren ante mí y pulso el número siete que me lleva a mi planta.

Antes de que las puertas se cierren, un policía viene corriendo como si le fuera la vida en ello, y antes de que las puertas se cierren, consigue entrar.

Fred Cooper.

—Por los pelos eeh. —Dice con la respiración agitada.

Me limito a asentir con la cabeza gacha, no quiero que note mis mejillas sonrojadas.

Subimos en silecio, el único ruido es la fuerte respiración de Fred.

Cuando llegamos a mi planta, se despide con un gesto y yo le sonrío.

Sigo caminando inmersa en mis pensamientos.

—Un poco más y no llegas. —Susurro. —Maldita sea, le tendría que haber dicho eso. —Me maldigo interiormente.

Me siento en mi pequeño cubículo pensando en ese policía que me trae loca desde hace dos años. ¿Por qué me gusta tanto? Apenas hemos hablado. Y las veces que él ha intentado mantener una conversación conmigo siempre nos acaban interrumpiendo.

—Hey Nina. —Habla el señor al que más aprecio en este edificio dos cubículos más alla.

—Hola Dylan. —Le saludo. —¿Qué tal?

—Pues desbordado, hija. Esto es un suplicio. —Vira los ojos y rio.

Ambos giramos nuestra cabeza hacia el ascensor, una chica que nunca había visto entra.

Miro a mi alrededor con el temor de que Lastner esté por aquí y me regañe y decido seguir con lo mío.

No vuelvo a ver a la chica hasta media hora después cuando se sienta en el cubículo vacío que está entre Dylan y yo.

La curiosidad me mata y me subo para ver por encima de la pequeña pared que separa un cubículo de otro.

—¡Hola! Soy Nina Soley, encantada. —Extiendo mi mano por encima del cubículo.

—Hola, Chloe Ferry. —Estrechamos manos mientras siento que me analiza.

—Me alegra tener una nueva compañera, a la anterior no la caía muy bien, creo que era racista o algo. —Río. —Tu no serás...

—¿Qué? No, no. Creo que nos llevaremos muy bien. —Sonrío ante su reacción nerviosa y vuelvo a mi trabajo.

Las puertas del ascensor se abren dejando paso a Leandro y Lastner. Creo que hoy todos vamos a poder presenciar el que será el décimo despido del mes.

Esto de que Lastner despida a la gente por pequeñas tonterías se ha vuelto tan usual que ya nadie se percata de la conversación y seguimos trabajando.

Cuando escucho la voz de Lastner al otro lado del cubículo, me tenso y me compadezco de Chloe. No sabe la que le espera con este jefe.

Cuando Lastner se va, me asomo por el muro y veo a Chloe con la cara roja.

—Ese es Lastner, más vale no responderle mal porque si no... —Hago una mueca con la cara. —A la puta calle.

Levanto mi mirada encontrándome con la de Lastner. Inmediatamente me siento y sigo trabajando.

—No estamos de tertulia señorita Soley.

—Perdone señor Lastner.  —Digo en voz baja.

Escucho cómo un buen taco de papeles caen sobre la mesa de Chloe. Solo tengo que desearle suerte.

Unos minutos después escucho el rugir de unas tripas.

—Vaya... Si debes de tener hambre. —Sonrío mientras sigo tecleando en el ordenador.

Un silecio se instala, parece que no quiere conversar.

—Si, esta mañana ni he desayunado. —Responde finalmente.

—Puedes ir a la cafetería. Está en la décima planta donde trabajan los policías. —Termino de decir y no tarda en levantarse.

***

Tecleo las últimas palabras de mi defensa y finalizo con un suspiro.

Apago el ordenador, recojo todas mis cosas y me voy directa al ascensor. 

Cuando salgo del edificio siento una sensación extraña. Una presión me oprime el pecho y noto como si me estuvieran observando.

Me paro en seco y miro en todas direcciones sin encontrar nada fuera de lo normal.

Decido sacar esas ideas alocadas que se han formado en un segundo en mi mente y me dirijo a mi coche.

Busco las llaves en el enorme bolso que llevo conmigo a todas partes, y cuando las encuentro, miro al reflejo del cristal de mi coche. Ahogo un grito al ver a un chico detrás de mí.

—¡Mierda, Fred! Me has pegado un susto de muerte. —Digo dándome la vuelta con la mano en el pecho.

—Perdona. —Se rasca la nuca mientras deja escapar una sonrisa que me deja ver sus dientes perfectos. —No era mi intención.

—¿Qué pasa? —Le pregunto, no es muy normal que me hable si no se siente obligado.

—Es solo que... —Siento un ligero nerviosismo en su voz. —Nada, déjalo. Es una tontería. —Sonrío ante lo indeciso que parece y por alguna razón mis latidos incrementan.

—Venga, dime. ¿Qué pasa? —Le muestro mi sonrisa más tierna.

Juega con sus manos mientras se lame el labio inferior. No puedo evitar bajar mi mirada hacia sus labios mojados.

—Tú eres compañera de Chloe, ¿verdad? —Su pregunta me descoloca, pero aún así asiento. —¿Sabes si tiene novio? Es que... Me ha llamado mucho la atención. Y... ya sabes. —Me muestra una sonrisa incómoda.

Me quedo en blanco. No sé qué decirle.

—N-no sé. No ha salido ese tema. —Digo con total sinceridad.

Fred asiente y con la mirada en el suelo se gira y se va.

Observo cómo se aleja.

¿En qué estaba pensando? ¿En que me pediría salir y ser su novia? Pues claro que no, en estos dos años no me ha visto más que como una simple compañera de trabajo. Y ni eso, solo me ve como la abogada de la séptima planta.

Con fastidio abro el coche y me adentro en él.

—Soy una... Estúpida ilusa. —Coloco la llave para encender el coche.

Una respiración que no es la mía consigue erizame el bello de la piel. Mi corazón se acelera y mi respiración se entrecorta.

Cuando me giro hacia la parte trasera del coche veo a un hombre con un pasamontañas. No duda ni un segundo en golpearme con la culata de su pistola.

Un pinchazo en mi cabeza, un mareo insoportable y la sangre recorriendo mi frente es lo último que siento antes de caer inconsciente.

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Sisi, está historia es desde el punto de vista de ¡Nina!

Ruego que seáis pacientes con las actualizaciones, escribiendo este capítulo me he dado cuenta de que no es nada fácil encajar la cronología de los hechos sin que se te escape algo.

Espero vuestro voto o comentario con entusiasmo.

Un besazo, BeSartz.

Lo hice por él [Venganza #2]Where stories live. Discover now