17° La denuncia

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Fred... Su nombre no paraba de rondar mi cabeza, y es que no podía sacarle de un día para otro. Dos años de estar obsesionada con él y un mes de "salir" juntos, no se podían olvidar tan fácilmente. Y menos cuando todo había acabado tan de repente resultando ser un mentira, bueno, para él, porque para mí fue muy real.
Tampoco voy a mentir, el tener a Mikel cerca y lanzándonos indirectas muy directas, ayudaba a olvidarme de ese chico. Pero ese era el problema, necesitaba de la distracción de Mikel para olvidarlo, porque si estaba sola en mi cuarto, no tardaba ni dos segundos en recordarle y rememorar todo lo que me dijo. Esto debía acabar, y ya.

—Vamos pequeña, hora de ir al curro. —Me lanza una sonrisa tierna mientras su brazo me rodea los hombros.

—¿Sabes algo de Devon? —Pregunto algo preocupada, apenas han pasado dos días desde aquello.

—Solo que tiene un par de costillas rotas. Tranquila, estará bien. —Pero su mirada reflejaba todo lo contrario, nada parecía estar bien.

El silencio reina en el coche, nadie dice nada, ni falta que hace, yo estoy pensando en miles de cosas, y apuesto que Dave hace lo mismo.

Cuando llego a la séptima planta, veo la silla de Chloe completamente vacía, al igual que su escritorio.

—¿Dónde está Chloe? —Pregunto a Dylan tocando su hombro.

—Buenos días a ti también, Nina. —Saluda en tono burlón mientras se da la vuelta para mirarme. Le dedico una sonrisa y espero a que responda. —Al parecer su cliente ha entrado en coma, eso le va a dificultar mucho las cosas, así que Lastner ha cedido a que no venga para estar pendiente de él y que en cuanto despierte, vuelva al trabajo. —Asiento como si hubiera entendido todo, pero en verdad recién estoy procesando el hecho de que Devon está en coma.

¿Sólo un par de costillas rotas? Dave, tú no... Tú tampoco me mientas...

Suspiro y me pongo a trabajar en un nuevo caso: intento de secuestro. Sonrío ante el sarcasmo de la vida, es como si se quisiera reír de mí.

Leo un poco por encima los documentos, pero apenas hay información. En estos casos debo hablar con el policía que detuvo al presunto secuestrador. Voy a la hoja inicial donde está el nombre del policía asignado. Y como si la vida no hubiera terminado de reírse de mí, leo su nombre.

Las puertas del ascensor se abren ante mí y tomo una bocanada de aire antes de poner un solo pie en el piso diez. Voy a la cafetería en donde solía encontrar siempre a Fred, pero no le veo. Entonces voy hacia su mesa de trabajo y veo algunos papeles esparcidos sobre esta, una taza de café recién hecho en la esquina y algunos bolígrafos tirados por el escritorio. Debería estar aquí.

Escucho una puerta abrirse y dirijo mi mirada a ella, por esta, sale una chica rubia, despampanante a decir verdad, colocándose la falda, abrochando un último botón y tratando de arreglar su pelo. No se me pasa por alto la capa de sudor que tiene sobre su frente. Entorno los ojos y segundos después sale Fred metiéndose la camiseta por dentro y arreglando su pelo.
¿Tan obvios habíamos sido nosotros?
Meneo mi cabeza disipando ese pensamiento. ¿Será estúpido?

Cuando cruzamos miradas, sus facciones se endurecen y viene directo hacia a mí. En él tampoco paso por alto su sudor, pero lo que más me llama la atención es su nariz, la cual está hinchada, amoratada y ligeramente torcida hacia la izquierda.

—Vete. —Dice apilando los papeles y ordenando los bolígrafos que estaban esparcidos.

—Oye, me hace la misma gracia que a ti tener que venir a verte. —Me cruzo de brazos. —Algunos nos tomamos el trabajo en serio. —Ataco.

Lo hice por él [Venganza #2]Where stories live. Discover now