Lo hice por él [Venganza #2]

Demandado 3° (Final)

Devon Dobrik:

Chloe no me ha vuelto a visitar desde hace dos días. Hoy me dan el alta.

Y no me arrepiento de haberla besado, deseaba hacerlo desde que nos conocimos.
Por alguna extraña razón, sus labios me proporcionaron una sensación de familiaridad, de seguridad, y es que esos labios eran demasiado adictivos. Apenas los había probado una sola vez y ya quería volverlos a probar.

—¿Listo? —Dice Matt dándome una muleta.

—Hermano, esto de tener la pierna jodida es una mierda. —Ríe mientras me ayuda a levantarme.

—Mañana te quitan la escayola, no seas quejica.

Con miedo apoyo la escayola y no me duele tanto, pero aún así me apoyo más en la muleta, no vaya a ser que la cague. 

—Vale, quedate por aquí, tengo que recoger unas mierdas de informes y luego nos vamos a casa. —Me da un par de palmadas en la espalda que hace que me desestabilice. —Perdón hermano.  —Se ríe.

Le veo alejarse por el pasillo.

Este hospital está muy muerto, apenas veo a gente.
Escucho unos sollozos detrás de una esquina y no dudo en ir hasta ahí. Cuando giro, veo a una niña sentada pegada a la pared abrazando a su peluche.

—Hey... —Digo suavemente, me agacho y la niña me mira.

Unos ojos almendrados, algo más rasgados de lo normal, el color de ellos es tan negro que ni siquiera puedo diferenciar su iris.

—¿Cómo te llamas? —Le sonrío.

—Priya. —Sorbe su nariz y se levanta. —Mi papá dice que no debo hablar con desconocidos.

Su papá le enseña bien.

—Yo soy Devon. Y tengo una pata mala. —Señalo mi pierna y ella ríe. —¿Ves? Ya no soy un desconocido. ¿Dónde están tus padres?

—No lo sé. —Hace un puchero. Se ha perdido.

—Vale, tranquila. Te ayudaré a encontrarlos. ¿Te gusta jugar al escondite? —Le cojo de la mano y vamos caminando por el pasillo. Asiente. —Pues ahora estamos jugando. Nosotros la ligamos, y tus padres están escondidos por alguna parte.

Parece que le he subido el ánimo y canturrea a la vez que va dando pequeños saltos.

—Dime. ¿Por qué estás aquí?

—Mi tío esta malito. No puede levantarse de la cama, duerme tooodo el día. —Se lleva una mano a la frente.

En esta planta no suele haber gente en coma, creo que los llevan a otra planta. ¿Cómo habrá llegado esta niña hasta aquí?

—¡Priya! —Una voz masculina se escucha a lo lejos.

—¡Papi! —La niña responde y se suelta de mi mano para salir corriendo.

Intento mantener su ritmo pero la pierna me lo impide.
Al doblar la esquina veo la niña abrazando a un chico rubio.

—¡Te pillé! Ahora la ligas tú. —Ríe la niña. —¡Devon! Vamos a escondernos.

Automáticamente, el padre levanta su mirada, unos ojos negros idénticos a los de la niña me miran con enfado.

—¿Devon? —Me acerco quedando enfrente de él.

—Él me ha ayudado a encontrarte. —El padre parece no hacerla caso, sigue mirándome.

—Gracias... —Le sonrío. —Puedo devolverte el favor.