*Capítulo Catorce: "Yo te protegeré"

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En realidad, nadie podía salvarlo si su cuerpo no se movía, porque cometió el grave error de realizar un retorno triunfal a un lugar en el cual estaba demostrado que no podía ser feliz, a causa de diversas circunstancias que lo convirtieron en un ...

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En realidad, nadie podía salvarlo si su cuerpo no se movía, porque cometió el grave error de realizar un retorno triunfal a un lugar en el cual estaba demostrado que no podía ser feliz, a causa de diversas circunstancias que lo convirtieron en un blanco perfecto de maldición. Aún así, no pudo evitar observar como a ese terrible hombre, que odiaba ser impertinado por seres que consideraba inferiores a su clase y posición social, le causó diversión al darse cuenta de que ese omega, a pesar de su miedo, no terminaba por doblegarse ante su enorme e insoportable cantidad de feromonas desprendidas.

Su cuerpo podía ser pequeño, pero su voluntad parecía ser muy resistente. Incluso lo demostró cuando él lo golpeó en el parque por involucrarse en una pelea con su hijo. Ese chico tan frágil a la vista, sin duda sería un excelente banquete para su culto, solo tendría que conseguirlo.

—Buenas tardes, soy Kim Daisuke... Lamento lo que pasó antes en el parque —con Yuuri paralizado en medio de la acera, él se acercó hasta quedar frente a él. El energúmeno se agachó un poco y susurró con un dejo de diversión contra el oído del maestro—, pero las putas omegas como tú, se merecen eso y mucho más... —se alejó de Yuuri y le sonrió con amplitud, dejando al descubierto una sonrisa infernal—. Espero que mis regalos en tu departamento puedan limar nuestras asperezas... —terminó de pronunciar sus disculpas irónicas y Yuuri salió corriendo despavorido por el miedo devastador que le causaba la presencia de un hombre tan repulsivo, que tenía un olor que le producía arcadas.

—¡Joven Yuuri! —gritó el vigilante del edificio, que se encontraba muy confundido por la situación. Era extraño que el inquilino de uno de los departamentos se comportara de modo tan errático para salir corriendo.

Cuando el guardia de seguridad regresó su atención al señor Kim, este le sonreía con amabilidad y haciendo una pequeña reverencia, se despidió. Segundos después, este hombre, encargado de cuidar la residencia, vio como el señor Kim salía de su hogar en su lujoso auto blanco, rumbo a una dirección desconocida.

Yuuri no supo qué fuerza superior lo ayudó a correr peor que un alma en pena en medio de la madrugada, pero agradeció que sus piernas lograran controlar esa sensación de dominio que no lo dejaba en paz. Su cuerpo se dejó llevar por el miedo y solo supo que ya estaba a salvo cuando sintió que su zapatilla estaba rota a causa de haber corrido tanto.

Miró a todos lados; sin embargo, no reconoció las calles en las que sin querer se perdió. El calor y los temblores de su cuerpo debilitado por el intento de control, le recordaron de forma insensata que seguía siendo un omega... Un hombre manejable con feromonas. El joven agachó la cabeza y apoyó la mano en la pared de una casa del vecindario en el que se hallaba. Se sentía agotado, pero era necesario quedarse quieto un momento para recuperar el aliento.

A sus pulmones ingresó un poco de aire que le fue dando tranquilidad; sin embargo, la momentánea sensación de estabilidad emocional se desvaneció cuando la brisa trajo consigo el fétido olor que antes le revolvió el estómago. El joven se giró sobre sus talones y observó en todas las direcciones alguna señal de una presencia amenazante, pero no encontró nada. Aún así, no cabía la menor duda de que ese hombre estaba más cerca de lo que él creía.

Nuestro paraíso [Omegaverse]Where stories live. Discover now