*Capítulo Veinte: "No te quiero"

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Fue un escándalo mediático de proporciones bíblicas el que se desató en los cuatro puntos cardinales del país

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Fue un escándalo mediático de proporciones bíblicas el que se desató en los cuatro puntos cardinales del país. Una noticia aterradora que estuvo en la portada de los periódicos durante más de un mes, a pesar de que hubo catástrofes más gran a nivel económico. En las páginas centrales publicaban las fotografías a color de los rostros de las víctimas, que lograron salvarse por un milagro y el arrepentimiento de niños inocentes, que ni siquiera comprendían la magnitud del mal que estuvieron a segundos de cometer.

Cada día, los periodistas buscaban la forma de ingresar a las instalaciones del hospital para tomar capturas recientes de los catorce infelices, que no tenían cuándo concluir la maldición de sus vivencias, ya que en las declaraciones policiales les hacían recordar con lujo de detalle las atrocidades que les hicieron en el encierro. Las violaciones no los dañaron, eran tan vomitivos para esos sectarios, que en sus planes jamás se contempló el abuso sexual; sin embargo, los maltratos psicológicos habían dejado vestigios más hirientes en su alma. Una senda de sangre que los perseguiría durante varias generaciones.

En realidad, a la sociedad, a los policías y a varios psicólogos no le importa su bienestar, solo querían saciarse del morbo al ver el resultado de hacer malvivir a unas personas por alrededor de tres meses. Su intención era comprobar el estado deplorable de sus cuerpos y mentes. Querían jugar con la fortaleza de los omegas y descubrir el límite del umbral de su dolor. ¡Eran un experimento que los Derechos Humanos nunca hubieran permitido realizar!

La cantidad de hospitales que se ofrecieron a atenderlos fue colosal, y los especialistas en la parte psíquica que se pusieron a disposición para tratarlos, incluía a europeos, americanos y asiáticos que fantaseaban con hacer una investigación con los casos dispuestos en la palestra.

Más allá de la miseria anímica y mental, los medios prefirieron silenciar lo que ocurrió con los menores de edad, que en muchos casos, fueron llevados a albergues con el fin de tener una reincorporación al mundo fuera de una secta. Sin duda, en términos simples, ellos dispondrían de más años de sanación. Su pureza les sería de utilidad en su futura felicidad.

Aunque el mundo entero se volcó a un horror que sabían existía en una sociedad clasista, los omegas fueron recuperando su humanidad poco a poco. Volvieron a comer con los cubiertos, a bañarse a diario y a no temer el quedarse durmiendo en una habitación a oscuras. Algunos tardaron en acostumbrarse a dormir en la suavidad de colchón, porque sus espaldas relucientes en llagas les impedían recostarse con normalidad. Unos abandonaron sus vidas y se fueron a un lugar desconocido y otros... dejaron en orfandad a sus hijos.

Lo que si los persiguió y los perseguiría por muchísimos años más, fueron las pesadillas recurrentes con monstruos repugnantes, casonas de ultratumba con paredes llenas de telarañas y pintura deshecha. La humedad de esos sueños macabros traspasaba sus cuerpos, que recobraban las consciencias, bañados en un sudor helado.

Demorarían en restablecer la apacibilidad de su vida pasada, sencillas, con amistades agradables, trabajos apasionantes y amantes amorosos. Lastimosamente, según la estadística de los responsables de la salud, más de la mitad de ellos, vería como imposible el sonreír con alegría a un atardecer naranja extendiendo por el firmamento. Un trauma tan profundo dejaría laceraciones que cicatrizarían, mas no se borrarían de su alma y piel.

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⏰ Last updated: Jul 30, 2021 ⏰

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