Dos partes rotas

164 34 30
                                    

Capítulo 14. Maratón 1/2

Hablar con mi madre de su borrachera y palabras anteriores no fue fácil. No dijo nada, ni aceptó ni negó nada. Verme con la dama del sombrero fue mi único motivo de alegría ese día, solo quería olvidarlo todo.

..

Una fábrica vieja no parecía ser el lugar más idóneo para una cita pero había sido idea de Monik encontrarnos ahí para charlar un poco. Había notado que tenía cierto interés en que habláramos y me encontraba en la entrada del lugar.

A decir verdad daba un poco de miedo, no se cómo ella pudo pedirme ir allí, no todos los días una chica te dice que le gusta estar a solas en un lugar tan desagradable. Se trataba de una vieja fábrica de zapatos, predominaba el gris es las paredes más un blanco pálido que por alguna razón me recordó a las enfermedades. Olía a basura recién quemada y un poco de humo salía de atrás. Una parte del lugar tenía aspecto de derrumbarse pronto, mientras que donde me encontraba yo, sentado en unas escaleras, estaba todo un poco más sólido. Toqué el viejo barandal de las escaleras y estaba tan áspero y reseco como imaginaba. Muchos recobecos se encontraban esparcidos frente a mí.

No tenía miedo por mí, tenía miedo por ella ya que ese lugar no me gustaba ni un poco. Sobre todo después de ver aquel pasillo oscuro a la derecha que parecía gritar peligro.

Esperaba a Monik con paciencia, supuse que entraría por donde mismo lo hice yo así que miré directo a las puertas de madera desgastada, Un rechinante ruido captó mi atención y venía del pasillo oscuro. Se sentía tan perturbador, un sonido similar al metal oxidado contra si mismo. Me tensé y observé fijo el lugar.

Para mi sorpresa, de ahí, de esa oscuridad salió Monik. Me paré agitado y fui hacia ella.

—¿Por qué sales de ahí? —pregunté tomando su mano asustado.

—Alguien tiene miedo al parecer —comentó arqueando un ceja.

Jamás admitiría algo así frente a ella.

—Soy el hombre más valiente que has conocido en tu vida.

—El niño más valiente —corrigió entre risitas.

Eso me había dolido, ¿niño? ¡¿En serio?!
Se cree que porque es tres años mayor ya es superior. ¡Ya veremos!

—Veo complejo de superioridad en usted, dama —dije acercándome.

Noté que se tensó un poco, debía aprovechar ese poder.

—No creo que quieras saber lo hombre que puedo ser si me lo propongo —respondí con uno de sus rizos en mis dedos.

Se alejó un poco.

—Estás muy roja ¿Sabes? —jugué riendo a carcajadas.

—No se vale, bromeaste mientras estaba desprevenida —acusó con las manos en la cintura.

—No fue una broma —me agradaba ese aire de chico malo que salía de mí de vez en cuando.

Comenzó a reír junto a mi y pude ver cómo la cicatriz se movía a la par. Fascinante.

Reímos un rato y pasamos a sentarnos en la escalera anterior. Esta vez juntos.

—¿Por qué has elegido este lugar tan, raro? —no encontraba un adjetivo para describir eso.

—En realidad suelo venir bastante seguido aquí, me viene bien estar sola de vez en cuando. Conozco este lugar casi como a mi misma, por ello salí de allí —confesó señalando la oscuridad.

—Puedo verlo, lo conoces muy bien.

Luego de eso un denso silencio se hizo entre nosotros y sentí que sería demasiado descortés de mi parte preguntar el motivo de por qué me había citado ahí. Preferí disfrutar de su presencia.

—Gracias —susurró.

Me quedé pasmado ¿Gracias? Luego de eso recostó su cabeza a mi hombro.

—Cuando estoy contigo no me cuesta hablar, no me cuesta ser yo misma y contarte mi raros gustos. No me cuesta decir que la oscuridad, la soledad y el invierno han sido mis únicos amigos por años y ahora estás tú... —mencionó desde mi hombro.

Puse mi palma en su mejilla y palpé la leve profundidad de sus cicatriz.

—Jayled, quiero saber más de tí. De tu familia y tus gustos. ¿Me contrarías por favor? —pidió casi en un ruego.

No podía negarme.

—De mí no hay mucho más que decir que lo que ya sabes. Sin embargo mi familia es un tema delicado. Luego de mudarnos aquí nuestra vida cambió drásticamente, tú más que nadie sabes lo mucho que nos cuesta ganar dinero. Mi padre se la pasa triste, mi madre cambia diariamente de humor y yo intento mantener mi casa, mi vida y mis sentimientos por tí en orden —conté y percibí nervios de su parte cuando dije lo último.

Sentí que me desahogaba con una amiga de confianza. Pero era más que eso, mucho más.

—Imagino que debe ser difícil. Conozco de cerca eso de los problemas familiares —admitió.

Sabía lo cerrada que era y que me costaría mucho sacarle algo de información de su vida, pero no perdía nada con intentarlo de nuevo. Podía esperarla.

—¿Qué me dices de tí? —pregunté esperanzado.

Mi positivismo se derrumbó cuando quitó su cabeza de mi hombro y sólo se quedó sentada en silencio mirando al vacío. Las piedras y polvo del suelo parecían entretenerle mucho

—Lamento tanto no poder decirte ahora. Necesito algo de tiempo para estar segura, necesito que seas paciente conmigo, mi historia no es nada fácil. Pero te prometo que te contaré todo cuando esté lista. Así que por el momento hablemos de tí.

Podía entenderla...

Al parecer ambos teníamos historias complicadas, y eso era lo que nos unía. Dos partes rotas que forman una y se reparaban mutuamente.

—Esperaré lo que sea necesario porque sé que vales la pena.

N/A
Perdón la tardanza pero esta vez está justificada jiji pues les traigo maratón. Son dos capítulos importantes que amo de esta historia.

La dama del sombrero (TERMINADA)Where stories live. Discover now