Monstruo

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Capitulo 27

Narra Monik

Toda mi vida he creído que el destino no existe, no puede existir, es demasiado injusto que el camino de unos sea llano, fácil y despreocupado y que por otro lado el de otros sea desdichado y lleno de sufrimiento.

Después de lo de mi madre mi vida se resumió a eso, a vagar por el mundo sin sentido ni ganas de vivir. No era más que un alma en pena en medio de un mundo sin piedad. A pesar de todo, Jayled y yo teníamos muchas cosas en común, una de ellas era que la vida de ninguno de los dos había sido "facil". En ese momento lo supe más que nunca, estaba encerrada en el baño, de alguna forma había llegado hasta allí sin ser alcanzada por mi padre luego de que intentara golpearme sin éxito. Una sola cosa me separaba de él en ese momento, una puerta, pero no cualquiera ya que gracias a Dios, esa era de la más gruesa y cara madera que podíamos pagar. De no ser por eso ya tendría otras cicatrices nuevas.

Mis uñas estaban peligrosamente rotas, de una de ellas brotaba una ligera cantidad de sangre. Mi cabello estaba hecho un desastre, yo muy quieta y sentada bajo la ducha. El agua golpeaba mi cabeza y ya llevaba unos largos minutos ahí, la había abierto para evitar escuchar los fuertes golpes de ese hombre en la puerta, los gritos, los insultos que ya no quería escuchar. Los nervios habían hecho de mi alguien extraña, no me reconocía ni mirándome al espejo. Cuando conoces el miedo de cerca pasa eso, nadie se acostumbra al maltrato, nadie quiere ser víctima de golpes, nadie...

Su voz sonaba más lejana gracias al grosor de la puerta, era casi imposible que pudiera romperla a pesar de lo mucho que la golpeaba. Comencé a estar demasiado mojada, me enfermaría eso era seguro, todavía quedaba un poco de clima frío a pesar de que había cambiado de estación. De un momento a otro los golpes en la madera se detuvieron y los gritos fueron aún más inaudibles. Tal vez se había cansado, era lo más probable, así que al ver ese es silencio cerré la ducha. Grave error.

—Así que ya podemos hablar, sal y conversemos Monik —dijo con ese tono autoritario que lo caracterizaba.

Al ver que yo no respondía continuó hablando:
—¿En serio no te interesa saber cómo me enteré?

Eso captó mi interés de inmediato así que escuché sin hablar.

—Veo que no abres la ducha así que al parecer te interesa. Verás, las personas cercanas a tí son más estúpidas de lo que te imaginas, la mismísima dueña de esa academia de mala muerte me habló. Su interés en que su hija ganase no se que que concurso fue más poderoso que el acuerdo que firmaron. Solo hizo falta darle un poco de dinero como garantía de que no volverías y problema solucionado. ¿Ves?

Me había dolido eso, no me lo esperaba. Aunque por alguna razón tampoco me sorprendió, sabía que en esa ocasión él no mentía.
—¿No vas a decir nada? —inquirió.

Mis labios temblaban, casi podía imaginarlo poniendo su oído en la puerta intentando buscar en mis palabras alguna razón para criticarme.

—Monik soy tu padre, ¡respóndeme cuando te hablo!

De nuevo sonó firme.
¿Padre? Un padre no hacía eso, no golpeaba creyendo que es la mejor forma de enseñar, no intimida ni hace sufrir por años. Él era un monstruo.

—No puedes estar encerrada ahí para siempre.

Era cierto, tarde o temprano tendría que enfrentar todos mis miedos, o tal vez mis miedos acabarían conmigo. En ese entonces no lo sabía, no tenía idea de lo que mis palabras podrían afectar.

—Y tú no siempre te saldrás con la tuya. Algún día todo se sabrá, algún día todo esto será historia, algún día me reiré en tu cara mientras te observo tras las rejas —anuncié intentando sonar segura. A pesar de que sabía que eso era poco probable.

—Veo que no te cansas de intentarlo. En el pasado ya fuiste muchas veces a la policía y ¿Cuántas veces lograste algo? Deberías rendirte y hacer lo que te digo, aguantar callada que para eso naciste mujer —criticó.

Machista era poco para el odio que él sentía hacia las mujeres. Él utilizaba su apariencia para seducir a muchas, aunque una gran cantidad sólo se acercaban por su dinero, se acostaba con un par y luego las dejaba tiradas. Así de simple. Algunas, le rogaban por meses, estaban enamoradas de Thomas Wembley el empresario y político más condiciado por todas, y lo mejor para todas: estaba soltero. Mantenía una imagen de padre soltero preocupado por su hija. Pero todo eso era falso, no era más que un desagradable tipo sin escrúpulos capaz de hacer cualquier cosa con tal de sentirse con el poder y el mando.

...

De un momento a otro, al ver que yo no respondía, paró de hablar y fue escalera abajo, imagino que al otro baño al lado de su escritorio. Era mi momento, debía irme aprovechar su ausencia para escapar. Eso hice. Corrí muy rápido, tanto que solo alcancé a ver a Ágatha de reojo y su cara se preocupación. Abrí la puerta y salí, no paré de correr hasta que estuve lo suficientemente lejos como para darme el lujo de respirar en paz. Nunca sentí tata adrenalina como ese día.

En poco tiempo vagaba por las calles sin rumbo acompañada de un sentimiento de soledad. No tenía a donde ir y Jayled no era una opción.

N/A
Aquí déjenme sus teorías.
¿Algo que decirme de la historia?

La dama del sombrero (TERMINADA)Where stories live. Discover now