Tal vez nunca debimos

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Capítulo 21

Narra Monik

Odiaba la idea de presentarme sin avisar, pero al mismo tiempo no tenía otra opción. Así que ese día, en lugar de ir a la academia, me dirigí a casa de Jay. Me sudaban las manos de lo nerviosa que estaba y mis pasos entrecortados no ayudaban en nada ¿por qué tan nerviosa? Ni siquiera yo era capaz de entender mis propios sentimientos.

No lo veía hacía bastante, entonces ya iba siendo hora que hiciera algo al respecto. Si no quería volver a verme pues tendría que decírmelo en la cara. Tenía una determinación inquebrantable en ese momento, pero aún así temía su reacción ¿Qué pasaría si de verdad no tenía intenciones de volver a verme? ¿Y si realmente le agotó tanta imperfección? Bueno, de algún modo tarde o temprano debía enfrentarlo y prefería saberlo de una vez. La verdad es que así me sentía, imperfecta, a pesar que me esforzarse por no demostrarlo. Una persona se había encargado de hacerme sentir una basura desdichada y sin belleza.

Así que respiré hondo y toqué la puerta. Fue un toque agitado, exigente y quizás un poco descortés. En fin, ese fue un momento en que los modales eran lo de menos. Mordí mis labios por el nerviosismo, estaban agrietados y secos. Al ver que nadie abría comencé a dudar. Y entonces pasó. Alguien abrió, corrijo, Elie abrió.

—Buenos días —dije posicionando mi cuerpo a su altura.

—No..n..o puedes estar aquí —me dijo.

Mis sospechas comenzaron a doler. Por alguna extraña razón ardía, mi corazón ardía de la forma más cruel.

—¿Qué..?¿por qué?  —susurré.

Cerró la puerta tras de sí. Mientras salía para hablarme.

—Monik, por favor si te ven Jay estará en problemas.

—¿Este es otro de tus ataques de celos Elieryn? —cuestioné fastidiada alzando una ceja.

—No..No es..

No la dejé terminar y entré como si nada. Al abrir la puerta todo estaba vacío. No estaba en mis planes hacer una escena pero estaba ya bastante desesperada.

—¡Jay! —le llamé —¡¿Jayled, estás aquí?!

Busqué por las pocas habitaciones que tenía. Y entonces ví una luz y varias voces al final del pasillo.

—¿Qué? ¿Qué haces aquí? —preguntó un Jayled somnoliento.

Recordaba haberle visto así un tiempo atrás, pero cada vez que lo veía eran sentimientos diferentes. Esta vez fue nostalgia, tenerlo cerca y sentir todo lo que quería tan inalcanzable. Mi corazón se encogió en ese instante que él tocó su cabello y me miró fijamente, justo ahí me di cuenta de cuanto me importaba. Miré sus ojos tal vez ¿llorosos? No lo sabía, sólo

—He venido a verte. Perdón, pero no pude aguantar, ya... ya no puedo ocultar más esto que siento. Sé que tú tampoco.

Las palabras salían solas.

—Monik, yo... Lo siento. En verdad lo siento. La situación ha cambiado. Todo se nos fue de las manos —esa fue su respuesta. Sólo eso.

Ni un te extrañé, un me alegro de verte. Nada.

—Mis padres llegarán pronto, debes irte. No me lo pongas más difícil. Después te contaré todo —susurró guiándome hacia la salida.

Su tacto en mi espalda fue suficiente para erizar mi piel. En verdad producía cosas tan raras en mí.

—¿Me estás hechando? ¿Estás seguro que no te arrepentirás más tarde?

Comenzaba a enojarme.

—Solo te estoy protegiendo.

—¿De qué? —grité al borde del llanto. Tenía deseos de pegarle. En serio. ¿Por qué despertaba estos sentimientos en mí y luego se perdía —No te entiendo.

—Dije que te lo explicaré luego —desvió su vista hacia Elie. Pero en ese momento nada me importaba.

—¡¿Cuándo?! —volví a gritar.

—¡Qué te vallas!

Eso último si que dolió. Pero no, no lo demostraría. A esas alturas se me había caído el sombrero y la cicatriz se veía aún más en medio de mi rostro rojo de ira. ¡Qué vergüenza! Me lo puse inmediatamente.

—Tal vez, tal vez nunca debimos.

—¿Que cosa? —preguntó él.

—Quizas nunca debimos besarnos. Eso lo disparó todo. —respondí.

El solo hizo silencio y yo me dirigí a la salida dispuesta a no volver jamás, ni a su casa, ni a su vida.

Pero algo me detuvo, la puerta se abrió nuevamente y ví como entraron sus padres. Su mirada sorprendida me puso aún mas nerviosa.

—Oh, estas aquí dama. Dama con sombrero —dijo su madre con ironía en la voz.

Su padre caminó directamente hacia la habitación en la que minutos antes vi a Jayled. Sí, así fue. Todos los demás nos mirábamos con sorpresa.

—¡Yo le dije que no entrara! —gritó Elie.

Yo estaba parada como estúpida sin saber que decir.

—Ella estaba por irse mamá, no hay necesidad de armar nada —habló él un poco nervioso. Como si temiera algo.

—No emtiendo que tiene que hacer la niña rica y mimada buscando al pobre mendigo. Ya estoy arta de esta situación a decir verdad. Así que por favor vete. —ordenó la madre.

Las venas del cuello de Jay comenzaron a salirse. Y sus manos se volvieron dos puños firmes.

—No te atrevas a decirle más nada —susurró. Sólo en su voz, un susurro pudo oírse como una firme orden. Tan intimidante que hasta yo sentí miedo.

Irme tal vez era lo más sensato así que preferí no decir nada. Hasta que pronunció esas palabras que me hicieron parar en seco:

—Jayled y Elie. ¡Hagan las maletas! El orfanato los espera.

Eso último me descolocó completamente. Un leve mareo me hizo cerrar los ojos. ¿Qué era eso del orfanato?

N/A
¿Siguen vivos?😂
Se viene acción gente. Por cierto ayer no actualicé por que no tenía internet. En fin pueden desahogarse en los comentarios.😫

La dama del sombrero (TERMINADA)Where stories live. Discover now