Declaración de una amante

120 25 22
                                    

Capitulo 32

NARRA MONIK

Una vez más acababa de ser golpeada por mi padre, pero muy dentro de mí sabía que esa sería la última vez. Justo cuando pensé que todo saldría mal, apareció Jay con todas esas personas de la otra vez. Yo me encontraba tirada en el suelo y podía sentir un pequeño golpe en mi sien, pero aún tenía un clara sonrisa de triunfo pintada en el rostro. Mi padre miraba con confusión toda la escena, su rostro palideció ya que todos los vecinos nos había rodeado, me sentí nerviosa pero de una vez por fin me creerían. Todos comenzaron a hablar, entre miembros pude oír palabras como: abusador, bestia, asqueroso y otra serie de obsenidades que alguna vez le solté a mi padre. Todas eran verdad.

Justo como habíamos planeado llegaron Albert y los policías de entre la multitud, todo ahora encajaba, esta vez nada salvaría a mi padre de lo que merecía. La prisión.

Desde el suelo, aún sin levantarme, contemplé como se alejaba de mí la persona más horrible que había conocido, ví como quitaban de mi lado a esa basura llamada persona. Lo capturaron justo frente a mis ojos, unos tres policías se necesitaron para poder con él. Nada pudieron hacer el séquito de hombres armados de mi padre contra las autoridades, ya me creían después de haberlo visto todo con sus propios ojos. Aún así, cuando los ví alejarse entre la multitud que nos acompañaba, más todos los que se había acercado a ver, aún así sentí pena por él. Al igual que me odie a mi misma por eso ¿Por qué sentiría pena por alguien que jamás la tuvo por mí? ¿Por el hombre que me hizo la vida imposible por años, el que me separó de mi madre?

Cómo siempre, tenía emociones divididas, una parte de mí estaba feliz de salir de eso, pero otra parte un poco estúpida me hacía sentir culpable. Porque después de todo y a pesar de todo era a mi padre a quien se estaban llevando. Pero no dejé que esos sentimientos me ganaran, mi rencor podía más que ellos, mi dolor se encargó de hacerlos desaparecer.

En poco tiempo Jay y yo habíamos terminando con todo, después de declarar un par de horas nosotros y algunos testigos todo había terminado. ¿Qué quedaba? ¿Qué pasaba después? Estaba acostumbrada a una monótona vida nada activa. Lo primero en mi lista era inscribirme en una nueva academia ¡Había tanto por hacer! Me sentía libre, casi como si hubiera vuelto a nacer. Después de eso podía hacer lo que quisiera con mi vida. Sin restricciones, sin maltrato...


...


Mi novio y yo habíamos ido a celebrar todo un rato, y después de un par de copas él ya no era el mismo. Estaba mareado, daba un poco de risa la verdad. Yo me mantuve sobria, las bebidas con alcohol no eran de mis favoritas para nada, pero la ocasión lo ameritaba. Jayled tampoco era de mucho beber, pero está vez se había pasado.

—Jayled ¿Puedes caminar sin tambalearte tanto? —pregunté sosteniendo a ese hombre tan pesado.

Estaba algo oscuro y ansiaba ir a casa después de un día tan largo, ahora que Thomas no estaba podría relajarme y charlar un poco con Ágatha, hacía mucho no la veía. Pero no, Jay tenía que beber de más y arruinarme la noche.

Caminábamos bastante despacio y daba pena el estado en que estábamos ambos, apestabamos a alcohol y yo tenía el cabello todo desecho, y el sombrero comenzaba a a darme calor. Se aproximaba el verano.

—¡Vamos a correr! —gritó a todo pulmón en un intento de avanzar.

Todo lo que logró fue caerse hacia delante llevándose mi sombrero con él.

—¡Ay, qué haces! Vamos, levántate caminaremos a casa. Ya correrás mañana cuando te persiga para golpearte —espeté un poco agotada.

Él continuó sin hablar el resto del camino. Solo balbuceaba cosas incomprensibles.

..

Al llegar a casa de Jay me sorprendió que la policía estaba nuevamente allí.

—Disculpe —hice un gesto para llamar su atención —¿Hay algún problema con mi padre?

Se lo pensaron un par de veces y miraron hacia la puerta de la casa.

—Es que necesitamos otra declaración. Tememos que haya otras víctimas de maltrato —respondió uno de ellos.

Se veía bastante mayor que yo, aunque no pasaba de los ciencuenta.

—Pero creí que ya habíamos declarado todos —respondí señalando hacía Jay y yo.

—Nos falta de la esposa.

—Pero si mi padre no está casado —dije y fruncí el ceño.

—¿De verdad? Entonces debe ser la amante —esta vez habló el otro policía.

Jay para ese momento seguía agarrado de mi mirando todo como si lo entendiera a la perfección.

A ver, a ver. Sí que es verdad que mi padre tiene más de una amante, pero ¿Por qué ir a buscarlas en cada de Jay? Comencé a atar cabos y de pronto todo cobró sentidos ¡Oh no! No podía ser verdad. ¡¿La madre de Jay?!

En cuanto el oficial pronunció el nombre de la amante mi pecho comenzó a doler ¿Acaso por eso ella siempre me detestó? ¿Tal vez...

—¿La conocen?

De pronto un Jayled descontrolado comenzó a tocar la puerta de su casa y a dar gritos. El había entendido todo, pero no estaba en sus sentidos, no podía dejarle hacer nada. Aunque estaba tan absorta en mis pensamientos que no atiné a nada. En un abrir y cerrar de ojos los oficiales agarraron a Jayled, su madre fue quien abrió la puerta y al ver esa escena cruzamos miradas. Fue una mirada que no necesitó palabras, fue un reproche de mi parte y un te odio de Jayled. Todo eso hizo que ella hechara a correr. Tal pareció que eso era de familia, corrió tan rápido que casi no la ví pasar.

Los oficiales soltaron a Jay y este calló de rodillas ante mí, su mirada esta vez fue triste y cansada. ¿Cuándo acabarían nuestros problemas?

N/A
Aquí está el de hoy. Comenzaré a dedicar capitulos nuevamente para los lectores/as nuevos💜
Este es para: BrisaVaz4

La dama del sombrero (TERMINADA)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon