Fue lindo mientras duró

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Capitulo 26

Narra Monik

—Monik aveces no te entiendo. Tu forma de comunicarte es tan extraña que me cuesta comprenderte, me lanzas indirectas pero nunca me dices la verdad del todo. No sé si te agrada dejarme con la curiosidad, si esa es tu intención te informo que lo estás logrando ¿Y sabes qué? Eso me enoja un poco de tu personalidad.

Estaba nerviosa, quería decirle la verdad, pero no me correspondía a mí hacerlo

—Lo siento ¿Entiendes? No quiero hacerte sufrir por eso te advierto —intenté explicar pero no daba resultado.

Sus ojos estaban clavados en mí todavía, aún estábamos sentados en el restaurante, no quería hacer una escena así que decidí levantarme esperando que hiciera lo mismo y me siguiera. Pero se quedó allí, estático.

—Así que te vas ¿Eh? — comenzó a aplaudir irónicamente captando la atención de unas pocas personas en el lugar. No, no podía, ser el centro de atención me traería problemas así que salí lo más rápido que pude.

Jay tenía buen corazón, pero en ocasiones se comportaba como un completo idiota, yo quería mantener la calma pero me costaba pues él era capaz de decir cosas hierentes, incluso si no las sentía de verdad.

Ambos estábamos en las afueras de lugar.

—Aquí podemos hablar más tranquilos —dije.

—Oh ¿Eso crees? Empieza a contarme todo entonces.

Su voz era más alta de los normal.

—Dije hablar, no gritar. No habrá conversación hasta que te calmes —mi voz también se alzó ligeramente.

Lo miré desafiante. No quería que me intimidara, yo detestaba todo lo que me causa miedo, si algún día Jayled llegaba a producir en mí un temor como el de mi padre, ese día todo habría acabado. Así de simple.

—Jayled todo está dicho. No me corresponde a mí decirte nada. Solo te advertí para que te andes con cuidado.

Se lo pensó un poco y comenzó a mover la cabeza repetidas veces diciendo que no.

—Monik me hace sufrir aún más si no me lo dices, ya me conoces.

—Tu persuasión no funciona conmigo, así que ni lo intentes.

El hecho que noté que él intentaba convencerme pareció molestarle un poco. Rascó su nuca y comenzó a caminar de un lado a otro, estaba ansioso, podía verlo. Yo me sentía muy culpable, quizás no debía haber tocado el tema. Es que lo había sentido necesario, sentía que el no merecía vivir ciego a la realidad, debía saber que alguien en su vida le causaba daño para que estuviera alerta, pero no podía decirle de quién se trataba.

—No me olbligues a tratarte mal. Por favor, habla —su voz fue baja y pausada.

—Jayled si sigues insistiendo me voy a ir. Solo debes saber eso, que andes con cuidado. Sobre todo en quien confías —advertí con cariño. Puse mi mano en su hombro en un intento de empatía.

—¿Ah sí ¿Y qué me garantiza a mí que mi peor enemigo no seas tú? No tenemos mucho tiempo de conocernos, así que si alguien puede hacerme daño porque conoce demasiado de mí, esa eres tú.

—¿Yo? ¿Hablas en serio? Si fuera yo ni siquiera te advertiría.

Mis ojos comenzaban a nublarse, no quería romperme frente a él. No quería dar ese aire de vulnerabilidad.

—Puede que sí, sabes mucho, quizás... demasiado.

Me dolían sus palabras. Más de lo esperado.

—Ya no te reconozco. Tal vez tú y yo si somos demasiado diferentes. Tal vez debamos lidiar con nuestro problemas separados, sí, hagamos eso. Tú por tu camino y yo por el mío. Haz como que jamás existió un nosotros.

Eso pareció hacerlo reaccionar, su mirada se vió más anciosa que nunca. Como el niño que sabe que no volverá a a ver a su juguete preferido. Porque así me sentía en ese momento, como su juguete. Estaba al borde de las lágrimas y cuando lo notó intento hacercarse pero lo impedí.

—Espera, Monik, soy un idiota.

—Sí, si que lo eres. Odio que te des cuenta de las cosas demasiado tarde. Si no hay confianza no hay nada. Adiós Jay, fue lindo mientras duró.

Esas palabras salieron solas. En verdad quería quedarme y mirarle a los ojos y pensar que era mentira, que jamás desconfió de mí. Pero no, me iría a mi condena... A eso que no le puedo llamar casa. Porque mi refugio acababa de derrumbarse frente a mis ojos.

..



Caminé rumbo a casa, no supe en qué momento exacto había perdido mi sombrero ni dónde lo había dejado, pero eso era lo de menos en ese momento. Tal vez Jayled y yo no éramos el uno para el otro, tal vez debimos mantenernos alejados por nuestro bien.

No sabía la hora exacta pero estaba un poco oscuro, la calle estaba solitaria, las personas comenzaban a cerrar sus negocios. Los faroles ya estaban encendidos y la media luna estaba ahí. Era casi como si se riese de mi, de mi patética existencia. Tenía la esperanza de que al llegar a casa estubiera mi padre durmiendo, o borracho tirado en una esquina o demasiado ocupado en el trabajo para notar mi llegada. Pero nada de eso ocurrió. Todo lo contrario. Al abrir la puerta ví que mi padre me esperaba, con un cinturón en la mano, me sentí pequeña e indefensa ¿Por qué me tocaba sufrir tanto? ¿En verdad la vida se resumía a eso?

Antes de que los golpes comenzaran le rogué para preguntarle algo.
—¿Por qué es esta vez, papá?

—Me he enterado de todo mocosa. Todo lo de comprar alimentos era una farsa, así que estás en una academia de música. Tal vez el siguiente golpe deba ser por la garganta o por la boca. ¿Quieres elegir?

N/A
Holis amigoss, falsa alarma, renuncié a la idea de los Wattys por el momento. Las actualizaciones seguirán siendo los domingos.
Besos.

La dama del sombrero (TERMINADA)Where stories live. Discover now