Heridas internas

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Capítulo 16

—Mo..nik, ¿Qué te pa..só? —mis palabras salían entrecortadas.

Me dolía un montón verle así. Tenía la respiración agitada, su vestido tenía rasgaduras y toda ella desprendía un olor repugnante, como no si no se hubiera bañado en días. Su rostro era el vivo reflejo del miedo, y una tonalidad roja se esparcía desde su nariz hasta la parte baja de sus ojos. Sus lágrimas no tardaron en aparecer y con una mano acariciaba su pierna derecha donde debido a la abertura pude ver el moretón, un golpe. ¿Era eso lo que tanto ocultaba?

Ella no me respondía y eso me ponía histérico. Mi madre reaccionó más rápido que yo y la tomó de la mano para atraerla hacia el fondo de la casa.

—Si no vendamos sus heridas ahora, podrían infestarse y ser peor luego —habló mi madre intentando sostener a Monik.

A decir verdad yo seguía ahí plasmado como idiota.

—¡Jayled reacciona! Se va a desmayar  —llamó mi madre.

Como si de una adivina se tratase, la dama se desmayó frente a mi. Y fue ahí cuando reaccioné y pude cargarla hasta mi habitación. Elie, que estaba recostada allí, se quedó mirándonos con horror y señaló a Monik desmayada encima de mi cama.

—Ella... es la de la calle Spigman. ¿Se murió? ¿Qué le ocurre Jay? —gritó alarmada.

Ya mi madre había comenzado a curar a Monik y yo sabía que tenía que sacar a Elie de allí para evitar traumas.

—Vamos Elie ve a jugar por ahí.

—Pero y...

No oí lo que dijo pues le cerré la puerta en la cara para continuar. Mamá había traído una bolsa con cosas de emergencia y le desinfectó algunas heridas con un líquido transparente. También, le puso un ungüento amarillo y le vendó bien el lugar indicado. Yo seguía ahí sin poder hacer nada, sólo haciendo acto de presencia. Verla en esas condiciones, desmayada y tan vulnerable me hizo daño. Sobre todo no podía dejar de preguntarme algo.

¿Quién era el responsable de esto? Yo me encargaría de quién fuera personalmente. Me ardía el rostro de la furia. Mi temperamento no era nada fácil de controlar.

Cuando ella estaba despertando quise hacerle muchas preguntas. Pero mi madre intervino.

—¿La ves en condiciones de responder algo? Si de verdad la quieres tenle paciencia. Déjala descansar. Además, tengo que decirte algo.

Hice lo que me dijo, atacarla con preguntas no parecía ser lo más ideal en ese momento. Así que salí de la habitación acompañado de mi madre.

—Dime, ¿Es ella la chica que te gusta?

—Sí.

No planeaba mentir en esas circunstancias.

—Y lo dices así tan fácil, horas atrás discutíamos por eso y ahora no tienes ni una pizca de remordimiento —protesta.

—Escucha, no hay razón para discutir. Gracias por curarla, pero cuando despierte de lo demás me encargo yo. Todo cambiará y volverás a tener el dinero que tanto amas —expresé mirándola fijo.

No tenía deseos de discutir, sólo quería hablar con Monik, descubrir quién la golpeó de esa manera e ir a enseñarle de lo que soy capaz. Me había quedado bastante claro que entre nosotros todo era demasiado difícil. Pero aún así necesitaba descubir la razón tras tanto misterio.

—Jayled soy tu madre, sé lo que piensas. De seguro planeas ir a por el responsable de esto lo antes posible. ¿No crees que nosotros ya tenemos suficientes problemas como para cargar con los de alguien más ?—aconsejó con cariño poniendo su mano en mi hombro. Estábamos a las afueras de la casa y estaba un poco oscuro así que no pude ver la expresión de su rostro.

Sabía que todo eso era cierto pero no podía sólo ignorar mis sentimientos hacia ella. Estaba tan confundido en esa situación, no sabía que hacer.

—A decir verdad no estoy seguro de lo que debo hacer —confesé con cansancio.

—Deberias enfocarte en intentar sobrevivir al menos hasta que cumplas los dieciocho y puedas trabajar.

—¿Y después qué?

Esa era la pregunta que más rondaba mi mente. ¿Qué haría con mi vida? Yo siempre viví el diario sin preocuparme por el futuro, pero cuando conocí a la dama del sombrero comencé a replantearme mi existencia. Comencé a imaginar un nosotros en el futuro, un tal vez. Pero con el paso de los días al ver que tanto ella como yo somos un océano de problemas comencé a dudar. No se si estaba listo para cargar con más dificultades.

—El después es incierto.

..

—¡Jay! Ella despertó —me grita Elie despertándome.

Abro mis ojos con pesades ¿Cuándo me dormí? Y recordé todo lo ocurrido el día anterior, casi me caigo de la cama al ver que Monik me miraba fijamente desde el lado opuesto de la habitación. Yo me había quedado dormido en la de Elie.

—¿Dormiste bien? —pregunté sentándome.

Restregué mis ojos un poco lagañosos.

—Me gustas hasta acabado de levantar —susurró.

Sus palabras, como de costumbre, me tomaron desprevenido.

—¿Cómo dices cosas así en esta situación? —hablé riendo un poco.

Ella era tan diferente a esas muchas de allí que jamás habrían arriesgado su orgullo al decirle a un chico que les gusta. Monik no tenía pelos en la legua, al menos no conmigo.

—Solo digo la verdad.. ¡Ay! —se retorció un poco de dolor.

La miré en espera de una explicación, sin decir nada.

—Solo te pido que no me hagas preguntas —pidió.

Comenzaba a cansarme un poco está situación, aunque no lo expresé.

—Al menos dime cómo llegaste aquí. No recuerdo haberte dado mi dirección.

—Albert me dijo. Estubo ahí cuando esto pasó y me mandó directamente hacia aquí. No es la primera vez que me ayuda, sabe que no tengo dónde más ir —contó.

—Dime quien te hizo esto —sonó casi como una súplica.

—Por favor, todavía no es el momento.

—¿Te duele mucho?

—No creo que sea para tanto. He tenido peores —bromeó.

¿Cómo era capaz de bromear en una situación así? Parecía tan acostumbrada a los golpes y al maltrato.

—¿Peores? —indagué.

—Sí, las heridas internas causan más daño que las superficiales.

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La dama del sombrero (TERMINADA)Where stories live. Discover now