02 || Una dragona que vencer

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Despertar con resaca es un fastidio, eso no se discute

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Despertar con resaca es un fastidio, eso no se discute.

Pero despertar con resaca y arrepentida de tus actos, es aún peor. A Seren no molestó ni el beso ni salir de fiesta con sus amigos, pero sí le molestó haber tomado de más.

Pasó su límite y aquello le costó un dolor de cabeza, debilidad y muchísima sed. Lo primero que hizo al levantarse fue ir al baño, y luego tomar agua hasta recuperarse.

Su alarma de ejercicio sonó, y dudó por un minuto en no hacerlo, pero también recordó que el hábito se rompía si no era frecuente.

Regla tres de los Altamirano: Rompe el hábito y se acaba la rutina.

Seren se miró al espejo un segundo y se quejó en silencio, pero luego se echó un poco de agua en el rostro para animarse a seguir. No hizo más de una hora, pero para su cuerpo fue suficiente. Ella sintió que, si seguía, terminaría desmayada sobre la bicicleta estática.

Miró la hora justo cuando iba de camino a la ducha, eran las nueve de la mañana, eso significaba que se había despertado casi a las ocho, un horario tardío para alguien que siempre despertaba a las seis.

«¡Ya es tarde!» pensó.

Se duchó rápido, pero el agua ayudó a que tanto sus músculos se relajaran como el olor a alcohol, sudor y fiesta se fueran.

Al salir, se dirigió a su habitación en donde ya había dejado su atuendo del día. Una camiseta talla grande de Star Wars y unos pantalones de cuadros negros.

Su ropa para hacer transmisiones eran pijamas cuando no tenía ganas de vestirse. De todos modos, nadie la estaba viendo.

Al salir a la cocina, decidió preparar la famosa sopa de pollo de su madre, sabía que un plato así terminaría de despertarla. A Lana le prepararía tostadas integrales con queso y tomate porque además de ser vegetariana, supuso que no querría tomar sopa de desayuno. A la par puso la cafetera a funcionar, y aquel olor fue lo que llamó a Lana a la cocina.

Su amiga la rubia estaba despeinada, con un ojo aún sin abrir y con la ropa del día anterior.

—Ve a cambiarte, cariño. ¡El desayuno está casi listo! —anunció Seren canturreando con un delantal con el diseño de un hombre musculoso y en el medio la palabra daddy.

Lana bostezó una vez más y se talló un ojo, luego la miró en silencio.

—¿Por qué estás levantada, mujer? ¡Yo debería estar aquí haciéndote el desayuno mientras tú te quejas en tu cama del fastidio de existir!

La rizada dirigió su mirada al reloj de su muñeca y luego negó con la cabeza.

—No tengo tiempo para eso. Hay que trabajar.

—Seren, puedes descansar un día. No pasa nada si no haces directo un día.

—Jamás he fallado un día desde que empecé. Para descansar estar las vacaciones, Lana. Este es solo un día flojo. Además, ya estoy bien. Solo necesito tomarme esta sopa y un par de bebidas hidratantes que acabo de pedir por internet. En breves llegará un motorizado con mi pedido. ¿Por qué no estás cambiada aún? ¡Ve a alistarte que vamos a desayunar!

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