21 || Solo feliz

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A veces, cuando alguien te pide pensar en un momento feliz, tu mente no se traslada precisamente a un recuerdo, de vez en cuando, también piensa en cosas que —todavía— no han sucedido

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A veces, cuando alguien te pide pensar en un momento feliz, tu mente no se traslada precisamente a un recuerdo, de vez en cuando, también piensa en cosas que —todavía— no han sucedido.

A Seren le sucedía, más o menos eso, un recuerdo feliz siempre venía unido a todo lo contrario. Por eso, ella siempre pensaba en cosas que deseaba. Era su forma de no volver a caer.

¿Los viajes familiares? Felices hasta que recordaba que, en realidad, Santiago era el único que le hacía creer que era así. ¿Su primer día en la universidad? Su padre llamándola a gritos, porque además de haber huido de casa, tenía la vergüenza de pisar un lugar como ese, un lugar en donde solo le lavarían el cerebro y le harían creer que tenía tantos derechos como un hombre cualquiera. Y ni hablar de cuando por fin se liberó de esa cadena que la mantenía atada a su familia, porque le gritó que no solo era una vergüenza, sino que se arrepentiría de haber salido de su casa, porque era una malagradecida, porque no valoró todo lo que sus padres habían hecho por ella, porque solo quería seguir los pasos de su hermano. Y sin duda, que no se atreviera a volver.

—¿En qué piensas? —cuestionó Asher, tocando la punta de su nariz. Ambos se encontraban sentados en aquella silla que colgaba del árbol, ella recostando su cabeza sobre su pecho, sintiendo como subía y bajaba de forma pacífica, mientras él rodeaba su cuerpo con sus brazos. Seren arrugó la nariz y sonrió.

Estaban solo sentados, acompañándose.

—Este es un momento feliz —dijo ella, alzando la vista hacia sus ojos azules, Asher sonrió en grande y le dio un beso en la frente. —Solo feliz.

—Vaya, menos mal, ¿te imaginas que te caía mal, o algo? —añadió él, limpiándose el falso sudor de la frente, pero de inmediato volvió a abrazarla.

—Sí me caes mal. Eso no ha cambiado, puercoespín —respondió Seren, encogiendo los hombros. Él suspiró y pensó en seguir con la broma como de costumbre, pero al verla, solo pudo sonreír. —¿Por qué me ves así? —cuestionó, contagiándose de la felicidad que él le estaba transmitiendo.

—Porque me gustas.

—Asher, te acabo de insultar. —Señaló ella, haciéndolo rodar los ojos mientras se reía.

—Ok, Seren.

—Ok, Asher —dijo, feliz con su respuesta. Pero luego se acercó más a él y le dio un pequeño beso en el mentón al no llegar a sus labios. —Tú también a mí. Solo para que sepas.

—Pero bésame bien —se quejó acercándose mientras fruncía el ceño. El muchacho tomó sus mejillas con una mano, dirigiéndola hacia él, y le dio un par de besos en los labios mientras ella se reía. —Ahora mejor. Sobre lo que decías antes... ¿Del momento feliz? —comenzó a decir, ganándose la completa atención de su novia. —¿Lo dices por algo más?

Seren se tomó algunos segundos antes de responder, y él, que no podía quitarle las manos de encima, le sobó un poco el brazo; como si aquel gesto pudiera darle un poco de calidez. La noche estaba un poco más fría que otros días. Pasó la vista del lago al chico que la abrazaba y sonrió.

PíxelesWhere stories live. Discover now