04 || Ser o no ser sincero, esa es la cuestión.

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Seren se encontraba dando vueltas por su oficina por décima vez mientras repetía en voz alta: «¿Ahora qué hago?»

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Seren se encontraba dando vueltas por su oficina por décima vez mientras repetía en voz alta: «¿Ahora qué hago?».

Lo siguiente a eso, fue Lana deteniéndola de los hombros para que dejase de caminar.

—¡¡Seren!!

—Lana, Asher me dijo que se llama Asher, por lo tanto, el de la foto es Bernard, o sea Vader. ¿Sabes quién también es Vader? ¡Al que le vomité los zapatos con ochenta litros de alcohol encima!

—¡Dijiste que eso no te molestaba!

—¡Dije que eso no me molestaba siempre y cuando no escalara a más! ¡Y adivina qué! ¡¡Bernard es mi diseñador!! —se quejó deslizándose por la pared—. Y lo quería contratar para que también edite mis videos —alargó la última palabra mientras se deslizaba hasta terminar sentada en el piso. —¡¡No sé tú, pero yo pienso que esto en definitiva está escalando a algo más!!

Lana observó a su amiga y pestañeó un poco. Aquel comportamiento no era normal en Seren. En otra ocasión, era ella quien tenía el control de todo. Nada parecía perturbar a su rizada amiga, a excepción de esos dos chicos que solo había visto una vez en su vida.

—Seren... La verdad no sé qué hacer. Creo que me quedé sin ideas —respondió.

Aquello tampoco parecía normal, y eso hizo que la muchacha que se encontraba derretida en el suelo se inquietara más. Cuando no quedaba nada más que hacer, era Lana quien aportaba una solución extra.

—¡¿Cómo que te quedaste sin ideas?! —exclamó Seren al borde de la desesperación.

—¡Es que no sé cómo quieres que te ayude! Yo te diría que sigas trabajando con él porque te gusta cómo trabaja. Pero a la vez sé que esta situación no te está gustando...

Seren bufó y terminó por recostarse en el suelo con los brazos estirados.

—No sé... —La rizada se tomó un segundo para mirar alrededor y tomar un poco de aire—. Tampoco quiero dejar de trabajar con él.

—¡Entonces háblale! Sé directa.

—¡Pero tampoco quiero decirle que soy Seren!

—A ver... Es que en algún momento mostrarás la cara en internet, eso es algo que tienes asumido, y él se enterará de todos modos, ¿no?

La pelinegra miró a su amiga y se incorporó para sentarse.

—Está bien, tengo una idea. ¿Qué te parece si jamás muestro la cara y nos evitamos todo esto?

La rubia alzó una ceja y esa fue la respuesta que Seren necesitaba para saber que lo que decía era una tontería.

—¿Sabes qué? Déjale ese problema a la Seren del futuro. Ahora mismo ustedes tienen una relación profesional y no son amigos ni nada. No te preocupes por eso... Por ahora.

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