Veintisiete.

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Hoy era Navidad, no habían regalos para mi debajo de un árbol pero no me importaba en lo más mínimo. Había despertando tan feliz, gracias a Michael, de verdad lo estaba; hacía mucho tiempo que no me despertaba tan feliz.

Ya me había bañado, ya me había arreglado y ya había desayunado. Estaba sin hacer nada esperando una llamada o mensaje de Michael pero nada. Por lo tanto, saqué a Milton de su jaula, de la cuál ya no podía salirse por que estaba semi obeso. Normalmente lo dejaba salir por que era muy difícil que se perdiera gracias a que era bastante notorio una bola de pelos del tamaño de un bolillo.

Escuché que tocaron el timbre y tomé a Milton, lo subí a mi hombro como perico de pirata, y sí, se quedaba ahí, no era estúpido, una vez se tiró, no cayó al suelo por que logró sujetarse de mi blusa después ya no lo volvió a intentar.

Bajé por las escaleras, sin ir tan rápido. Volví a escuchar el timbre. Apresuré el paso y llegué hasta la puerta. Esperaba que fuera Michael, pero no, era Shawn, y no me lo tomen a mal, también me alegraba verlo.

—¡_____, tienes una rata en el hombro, yo te lo quito! —Tomó el periódico que estaba justo a fuera de mi casa y lo enrolló para pegarle.

—¡NO, es mi hijo! –Él comenzó a reír como un loco y se acercó a acariciar a Milton.

—Hola ______. —Me saludó con un beso en la mejilla y yo imité su gesto.

—Eres un tonto Shawn.

—Un tonto que trae un regalo de navidad para una linda chica. —Sonrió mientras me daba el regalo para después adentrarse a mi casa. Giró y tomó a Milton de mi hombro.

—¡Shawn, no debiste! Yo no tengo nada para ti. Si no has desayunado, me gustaría prepararte unos panqueques.

—No lo hice para que también me dieras regalo, pero, unos panqueques no estarían mal. —Sonrió. Shawn sonreía mucho, pero así era él.— Vamos, ábrelo.

Lo abrí, también era una bolsa navideña que tenía muchos brillos. Metí la mano a la bolsa y de ésta saqué un sobre, abrí el sobre y tenía una tarjeta de iTunes. Le miré sonriente.

—Creí que te podría gustar. Faltó algo que es lo más notorio.

Saqué de ahí mismo un gatito de peluche, el cuál se notaba que era hecho a mano.

—Cómo me contaste que te encantaban los gatos pero no podías tener uno por ser alérgica, hice uno yo mismo, así podrás tener uno sin sufrir ninguna reacción.

—Lo recordaste. Muchas gracias Shawn, morí de ternura.

—Obviamente. No hay de qué. —Sonrió.

—Te voy a preparar los panqueques.

—No, no, no. —Me tomó del brazo y aló hasta el sillón, en donde ambos nos sentamos.— Mejor siéntate y me cuentas cómo estuvo tu navidad y yo te cuento la mía. De verdad lo siento por no poder venir ayer.

—No pasa nada Shawn. Bueno, no pasó mucho. Sí la pasé con alguien y me la pasé muy bien.

—Me alegro de que no te hayas quedado sola.

—Gracias. ¿Y tú?

—Estuvo bien, vino toda mi familia. Mamá se peleó con mi tía por decirle que yo era más lindo que mi primo, mientras mi primo y yo jugábamos online en la PC. —Reí.— ¿Ya comiste?

—Desayuné hace unas cuantas horas. —Sacó su teléfono de su chaqueta y me pareció que vio la hora.

—Te invito a comer, muero de hambre. Tú di a dónde.

Disconnected » Michael Clifford.Where stories live. Discover now