Uno.

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Como cada mañana mamá venía a despertarme para ir al colegio pero ahora no lo había hecho, tal vez era por la ley de hielo que me impuso por haberle dicho que la odiaba por controlarme tanto. Desperté, gracias a que estaba acostumbrada (y tenía como hábito) a despertar a las cinco de la mañana.

Mi rutina diaria era; despertar, cambiarme de ropa, cepillar mi cabello y dientes, bajar a "desayunar" una manzana, «el gran desayuno rutinario», ir al colegio, salir hasta las dos del mediodía e ir a mi trabajo.

Trabajaba por qué mis padres habían decidido que debía empezar a pagar por mi misma mis estudios, ya que ellos no podían seguir pagándolos, a pesar de sus dobles sueldos.

Tomé unos jeans azules de tono claro que se encontraban en uno de los cajones de mi armario y del cajón de arriba saqué una blusa rosa con estampados de letras color blanco, por último cogí los converse sucios que estaban debajo de mi cama.
Terminé de vestirme, fui hasta el baño, tomé mi cepillo y comencé a cepillar mi larga cabellera, la cual tenía bastantes nudos por no haberla cepillado anoche. Apurada, cepillé mis dientes, lancé el cepillo al lavamanos y corrí hasta mi cama, tomando mi bolso, salí de mi habitación, luego regresé, había olvidado mi teléfono en la cama.

-Hasta luego, Milton. -Le dije a mi conejillo de indias que se encontraba en su jaula.

Bajé corriendo por las escaleras, tomé una manzana del frutero y salí de mi casa. Vi la hora en mi teléfono, «cinco diez, nuevo récord.»

Mamá solía llevarme al colegio pero después de que consiguió un segundo trabajo, decidió que sería bueno empezar a irme caminando hasta el colegio. Sabía conducir y tenía mi licencia para manejar, pero no tenía un auto para conducirlo.

Comencé a caminar hacia casa de Gemma; ella era mi mejor amiga desde inicios del colegio desde entonces somos inseparables. También era la chica que me había regalado a mi conejillo de indias por mi cumpleaños y la que se burlaba de mi por llamarlo "Milton".

Llegué a su casa y toqué el timbre dos veces. En lo que abrían le di unas mordidas a mi manzana. Momentos después abrió la puerta mi amiga.

-Hola _____. -Sonrió ligeramente.

-¿Ya estás lista?

-Sí, iré por Harry. -Antes de darse la vuelta la tomé del brazo.

-¿Harry vendrá con nosotras?

-No, Harry nos llevará. No quiero caminar hoy. -No respondí a lo que dijo-. Iré a hablarle, espera unos segundos. -Se marchó, así que me dediqué a comer mi manzana

El hecho de que Harry nos llevara al colegio me hacia incomodar. Había pasado un año desde que habíamos sido novios y seguía incomodándonos «incomodándome» ésta situación. El motivo por el qué habíamos decidido terminar la relación era por nuestros estudios, ambos estábamos demasiado ocupados por la escuela como para vernos todos los días, por lo que se complicaban las cosas. Y además por que Harry era mayor que yo.

Minutos después salió Gemma con Harry.

-Hola _____. -Dijo con una voz increíblemente grave.

-Hola. -Sonreí tímidamente.

Tenía admitir que: Harry cada día se ponía más bueno que el pan caliente.

Caminamos hasta el auto de Harry, yo subí a la parte de atrás y Gemma de copiloto.

Harry comenzó a conducir al colegio y pude notar como en veces me miraba por el retrovisor.

-¿Cuál fue tu récord de hoy, ______? -Gemma se dio la vuelta en su asiento para poder verme.

Disconnected » Michael Clifford.Where stories live. Discover now