Veintinueve.

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Michael y yo llevábamos varias horas en la carretera. Íbamos en camino a Ohio. ¿Por qué Ohio? Porque podíamos y tanto a Michael cómo a mi, nos gustaba viajar. Estábamos aprovechando los últimos días que quedaban antes de regresar al colegio, además de que era nuestro regalo de año nuevo y para celebrar nuestra relación.

Michael estaba feliz, yo estaba feliz, relación feliz. Íbamos cantando canciones, nos dábamos pequeños besos, Michael a veces tonteaba con el auto, reíamos, felicidad pura... hasta qué-

—Mierda, mierda, mierda.

—¿Qué pasa? —El auto comenzó a detenerse y salía humo del cofre del auto. Él intentó encenderlo un par de veces. Después, enojado y frustrado comenzó a golpear el volante.

—¡Se quedó sin aceite el puto motor y se desvieló el puto auto!

—No puede ser... ¿no tienes aceite en la cajuela del auto? —El olor que salía del auto era repugnante.

—No, _____. Sí lo tuviera, ya me hubiera bajado por el. —Michael intentó hacerlo funcionar varias veces más pero eso sólo hacía que el humo fuera en aumento.

Michael estaba muy molesto y era comprensible, su auto que ama más que a mi se había descompuesto, estábamos en medio de la nada, cerca de un maldito bosque y de noche.

—Lo siento. —Dije y él tomó mi mano para darme un pequeño beso en forma de disculpas, así lo había interpretado yo. Él soltó mi mano y pasó sus manos por su cara de frustración.— ¿Qué vamos a hacer?

—Checa si tienes señal. —Ambos sacamos nuestros teléfonos enseguida y al ver que no, emitimos un "nope".— Mierda. Ok. Supongo que hay que dormir aquí... no te puedes negar por que no hay otro lugar a donde ir, estamos en medio de la nada. —Michael ya estaba más calmado.

—No me iba a negar. —Sonreí y le di un beso.

—Tengo que orinar.

—Yo también.

—Vamos. Sólo deja busco la linterna. —Se quitó el cinturón para sacar del asiento de atrás una linterna de una pequeña maleta que tenía ahí. Yo le apreté su pompita.— ¡Hey! —Reí.

Michael salió primero del auto y revisó a los alrededores, sólo por precaución, luego dio la vuelta para abrirme la puerta pero yo ya estaba a fuera.

—Hay que orinar de espaldas. No quiero que me veas.

—Cómo si nunca te hubiera visto desnuda.

—Sí pero esto es asqueroso y no quiero que me veas.

—Está bien.

Escuché a Michael bajarse el cierre del pantalón, yo me bajé los pantalones y me encuclille.

—¿Sabes? Éstas es una de esas situaciones en las que de verdad debe apestar ser mujer.

—Lo sé... —Escuché a Michael orinar y luego subirse el cierre.— ¡No voltees! —Me apresuré a hacer, me limpié y me subí los pantalones, cuando volteé Michael seguía volteado.— Gracias.

No nos alejamos tanto del auto, caminé hasta allá y entré, Michael después subió.

—Me voy a cambiar de ropa para dormir. —Me pasé al asiento de atrás del auto y de la bolsa que traía, saqué mi pijama.— ¡No mires!

—Bieeeeeen.

Me quité la blusa, y el sostén.

—Qué sexy espalda. —Me cubrí con una blusa y le di una de esas miradas asesinas. Me cambié, me había puesto una playera de Michael y unos shorts; hacía algo de calor.

Disconnected » Michael Clifford.Where stories live. Discover now