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"Que alguien me explique cómo llegué a esta situación".

Después de ver el programa de Bangtan y de escuchar la reveladora historia de Jimin sobre la pulsera que llevaba puesta siempre ─que ahora sin duda alguna sabía que era mi pulsera─ nos volvieron a llamar para el concurso cover que se celebraba cada dos años en Corea, donde reunían a un grupo cover de cada país y hacían que compitieran entre ellos para saber quién era el mejor grupo de todo el mundo.

Hace dos años, quedamos segundas. Nos sentimos destrozadas en ese momento, principalmente porque nos esforzamos mucho y al final no lo conseguimos. Otros de los motivos de que nos diera rabia no ganar fue que el primer premio era firmar un contrato ─a lo idol─ con una de las agencias que patrocinaban el concurso y, si no recuerdo mal, los ganadores anteriores lo hicieron con la Cube Entertainment.

Pero eso es agua pasada ahora.

Este año tenemos claro lo que queremos. Llevarnos el primer premio. Y aquí me encuentro yo ahora, sentada en primera clase de un avión con dirección a Corea del Sud.

«Esto no me puede estar pasando a mí. Tiene que ser un sueño...» me decía una y otra vez pero, con cada pellizco que me daba en el brazo, me daba cuenta que no lo era, que todo era real y que iba otra vez a Corea; que mi ultimate bias había tenido siempre mi pulsera y que lo peor de todo ─según para mí─ él sabía que existía.

Aunque una pregunta rondaba por mi cabeza desde después de ver el programa. ¿Se acordará de mi? ¿Se acordará de cómo era mi cara, mi cuerpo? ¿Recordará la forma en la que bailaba, el sonido de mi risa histérica?

Lo dudo mucho.

Pero una parte de mí, deseaba con todo su ser que me recordara nada más verme. Que viniera con su brillante sonrisa y me entregara la pulsera. Pero han pasado dos años, he cambiado tanto de físico como de estilo a la hora de vestir y por si fuera poco, mi voz también ha cambiado, hasta mi forma de cantar. Antes tenía la voz mucho más aguda. Ahora, la he dominado y modificado con ayuda de un profesor particular que me pagó mi madre hace un año, así que, si había una posibilidad de que me reconociera, se acaba de ir por el desagüe.

─No estés tan nerviosa, verás como todo sale bien─ escuché levemente las palabras de Xia a través de la música que sonaba por los auriculares. Atiné a sacarme ambos cascos a la vez, y apagar la música.

─Supuestamente soy yo la que está nerviosa, pero eres tú la que no para de juguetear con los dedos.─

─Buen punto. Supongo que no puedo dejar de pensar en que volvemos a pisar Corea después de dos años y solo de pensar en ello, mi corazón cada vez se acelera más y más y no puedo estarme quieta.─

─Sí, eso he notado. Ya empiezas con los espasmos de las piernas.─

─Lo siento─ se disculpó ella intentando frenar sus nervios y parar los arranques que le daban aunque siempre en vano.

𝖭𝖾𝗏𝖾𝗋 𝖤𝗇𝖽 𝖸𝗈𝗎𝗋 𝖣𝗋𝖾𝖺𝗆𝗌 © 𝐩. 𝐣𝐢𝐦𝐢𝐧Where stories live. Discover now