IV. Reporte de dos agentes

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Es una pena, pero ya no tengo oportunidad de ir a hablar directamente con mi esposa.   Murphy me prohibe salir del edificio.  Me asigna dos agentes de seguridad: Marta Lock y Jimmy Yupanqui.  Ambos están parados frente a mí en mi oficina, mientras yo espero junto a Murphy.   Un grupo de ocho agentes fueron asignados a tratar de seguir la pista de Laura Franken.   Hasta ahora no han encontrado nada.

"Me sorprende", comenta de pronto Murphy.  En la habitación sentado a mi costado también está Dante, en calidad de amigo mío, preocupado por mi bienestar. "Esto no cuadra para nada con el perfil de Laura"

Yo me encogo de hombros.  Estoy de acuerdo con ella.   Ésta no es la Laura que conozco.  Ésta es una Laura nueva.

"Algo le ha pasado", digo. "Algo ha sucedido que le ha hecho cambiar su orden de prioridades"

"Tendría sentido", comenta Murphy y luego saca su celular.  En su línea de trabajo, termina siendo más mortal que su pistola, que también carga.  Marca un número. "Jordan, ¿ya sabemos en dónde están esos dos imbéciles?"

Yo la miro y dudo por un momento.  Por supuesto que se refiere a Morgan Fix y Ana Jonas, los dos agentes que envió a comenzar a investigar la situación con Laura.  En teoría su misión es identificar quién contrató a Laura.   Han pasado dos horas desde que fueron designados y hace unos minutos anunciaron que ya tenían algo que reportar.

Demasiado conveniente.  Justo cuando estamos lamiéndonos las heridas por el ataque de la asesina en nuestro propio edificio.  En nuestras propias oficinas centrales, en el medio de la calle Abastos.   Es algo bastante preocupante.  Es un golpe duro para Murphy y su división, que se supone que debe mantenernos seguros.  Sí, claro que Laura Franken es la mejor en su rubro y que si alguien puede encontrar una manera de hacerlo, es ella.   Pero aun así Murphy tendrá mucho que explicar en cuanto caiga el sol y nuestros empleadores salgan de sus escondites.

Yo también, por supuesto.  Aunque aquí yo soy la víctima.   Estoy seguro que tendrán simpatía por mí.  Eso espero, por lo menos.

Sin embargo, eso no es lo que me hace dudar.  Resulta que no he compartido con Murphy o con Dante la propuesta de Laura.  Ella llegó donde mí para sugerirme que me una a un plan que tiene para eliminar a todos los vampiros.  Tiene sentido que si quisiera destruir a los De la Cruz de un solo golpe, necesite mi ayuda.  Lo que no me queda claro es en qué estaba pensando ella.  Yo soy leal a ellos.  Nunca los traicionaría.

Así con todo, aquí estoy habiendo ocultado ese detalle a mi gerenta de riesgo y seguridad. ¿Por qué?

Lo que le he dicho a mi gente es que Laura vino donde mí, me dio un susto y luego se retiró.   Que no me dijo nada ni me disparó ni me hizo daño.  Sé que suena demente, pero toda la situación está bastante extraña.  Cuando Murphy llegó donde mí, fue lo mejor que se me ocurrió y ahora no puedo cambiar mi historia.   Pero eso no es lo que me preocupa.

Lo que me preocupa es que en menos de una hora el sol se habrá ocultado.  Los De la Cruz se irán despertando y querrán saber qué fue lo que pasó.  Ellos tienen la habilidad de leer la mente de los humanos.  No pueden sacar datos concretos o recuerdos precisos, pero pueden sentir cuando les estás mintiendo o cuando les estás ocultando algo.   Si uno de ellos se da cuenta de que yo, el confiable Erwin Martin les está ocultando algo, podrían tomar medidas.

Contra mí o contra mi o contra mi familia. Eso es lo que quiero evitar por el momento. Ésa es mi principal preocupación.

"Ya no estés nervioso", me dice Dante. Se ha sacado su saco y se ha remangado la camisa.   Está a mi lado y está preocupado por mí.  Es mi amigo de toda la vida y es natural que me acompañe.   No obstante, a él tampoco le he contado nada.  No puedo hacerlo.  En cuanto menos gente sepa de lo sucedido, será mejor.  Menos mentes que los vampiros podrán leer. "La están persiguiendo en este momento. Ya la agarrarán"

Los vampiros de la calle AbastosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora