XXXVII. Regreso a la oficina

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Caminar de la casa de Largo Alba hasta el edificio en el que está mi oficina tomó el tiempo que le toma al sol posicionarse para dejar en claro que el día ha comenzado.

En la puerta usualmente hay un par de guardias, incluso de día. Hoy no hay nadie. Tampoco hay recepcionista.

Lo que sí hay son salpicones de sangre en algunas paredes. Aquí ha habido violencia. Ya tendremos que revisar las cintas de seguridad para averiguar qué fue lo que pasó.

No, eso es incorrecto. Rebeca y su gente va a tener que revisar esas cintas. Yo leeré un informe al respecto a fin de mes. Y nada mas. Ya no soy el CEO de esta empresa. Soy apenas el presidente del directorio.

"¿Quién va a cuidar el ingreso a las oficinas ahora que ellos no están?", pregunta Rebeca.

"Tú decide", le respondo. "Esto es tu responsabilidad ahora"

Presionamos el botón para llamar al ascensor y esperamos todos ansiosos. Cuando se abren las puertas del elevador, Drakken y sus mercenarios apuntan sus rifles. Lo que encuentran dentro nos sorprende a todos.

El abogado Miguel Piqueras está parado en una esquina del ascensor. Está despeinado y con el pantalón orinado.

"Tranquilos, tranquilos", le indico a mis tropas. "Yo lo conozco. Éste no es un peligro por ahora"

"Dios mío, señor Martin", dice el abogado con voz susurrante mientras sale del ascensor con pasos cortos. "¿Qué se supone que esté pasando aquí?"

"Ya se enterará de a pocos, estoy seguro", le respondo. "Y mientras lo haga, tenga siempre presente que todo esto lo pudo haber evitado si hablaba cuando tuvo la oportunidad. Todas las muertes y todas las pérdidas que podría haber evitado"

"Pero... Yo tenía que...", comenzó a justificarse instintivamente como el abogado que es.

"Adiós, señor Piqueras", le digo y entro al ascensor.

Conmigo entran Ana y Morgan, Drakken, Ponce y Andy y Rebeca.

"Esperen el siguiente y únanse a nosotros", les indica Drakken al resto.

Dentro del ascensor nadie habla. Todos estamos nerviosos por lo que se viene. Finalmente siento como que es mi responsabilidad tranquilizar los ánimos.

"Laura no nos quiere matar. No somos su enemigo", comento.

"Bonita forma tiene de demostrarlo", arroja Morgan sacando su arma de mano y revisando cuántas balas le quedan. "Laura Franken es impredecible. Sobre todo si está bajo la influencia del Piojo. No hay forma de saber qué es lo que pretenden hacer cuando lleguemos a su piso"

"¿Qué te hace suponer que sabe que estamos subiendo?", pregunta Rebeca.

"Eres tan inocente", le responde Morgan y se queda con su arma apuntando a la puerta. "Tienes tanto que aprender"

Cuando la puerta se abre, efectivamente Laura está ahí. Está con un rifle en sus manos, pero no nos está apuntando. Junto a ella está en el suelo el cuerpo sin vida del Piojo. Yo lo miro, pero no digo nada.

"Tuvimos un desacuerdo", dice Laura de pronto y arroja el rifle al suelo. "Cuando nos enteramos de la bomba en la casa de William -buena movida, por cierto, Edwin- tuvimos que decidir qué haríamos a continuación. Y cuando escuchamos que te nombraban presidente del directorio a ti, Piojo se puso radical. Hizo unas propuestas demasiado peligrosas"

Yo me acerco y me paro frente a ella. Ana toma el rifle del suelo. Morgan revisa que Piojo esté muerto. Drakken y Andy no dejan de apuntar a Laura. Rebeca se para a mi costado.

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⏰ Last updated: Jul 20, 2020 ⏰

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Los vampiros de la calle AbastosWhere stories live. Discover now