XV. Nuevas piezas en el tablero

20 1 0
                                    

William me coge de un brazo y prácticamente me lanza al pasillo en el que está parado. Murphy se queda parada dudando qué hacer. Yo caigo al piso y ruedo un par de metros. Para cuando me doy cuenta de lo que está pasando, la vampira que lo acompaña salta sobre mí y me pone un pie en el cuello.

En ese momento recuerdo su nombre. Es Isla De la Cruz. Es relativamente joven. Si Griffin es el reemplazo administrativo de Malena, esta Isla debe ser la nueva asesina de confianza de William. Que esté en este momento con un pie en mi cuello no debe de ser nada bueno para mí.

William camina lentamente hacia mí. No parece estar interesado en lo más mínimo en Murphy. Espero que no se haya encontrado antes con Morgan y con Ana y les haya hecho algo. Necesito que esos dos contacten a uno de los abogados que está procesando esos contratos.

"Bien, bien, bien", me dice William parándose junto a Isla. Su traje negro sigue sucio y oloroso. Su pelo sigue desatendido. Es una imagen desagradable. Nadie que lo vea en la calle no sospecharía que hay algo malo con él. Que tiene alguna enfermedad o que no es igual a los demás. "Pensé que habíamos acordado algo, Erwin"

"¿Qué...?", apenas puedo hablar. El pie de Isla me presiona más fuerte. Ahora apenas puedo respirar. ¿Estará William molesto además porque ha averiguado algo adicional? ¿Cómo puede haber averiguado que Francisco fue destruido?

"No aprecio que me desobedezcan. Pero que me mientan es peor aun", dice William y se arrodilla lentamente. El apestoso olor de su cuerpo vampírico llega con más fuerza a mi nariz. Se me ocurre que si me causa ganas de vomitar, me ahogaría, dado que Isla me está presionando el cuello. El vómito no tendría por donde salir. "¿En dónde está Francisco?"

Yo lo miro, pero no puedo responderle. Una obstrucción en la garganta suele generar ese efecto en una persona.

William lo sabe perfectamente. Lo hace al propósito para intimidarme. No obstante, esto me da tiempo para pensar un segundo sobre el asunto. Está molesto porque él quería salir a cazar a Francisco. Pero aquí está preguntándome en dónde se encuentra. Esto quiere decir que cree que está vivo. Si supiera que lo destruí, sabría que su cuerpo se ha desintegrado. No estaría preguntando en dónde está.

El problema ahora es que necesito saber en qué se basa para creer que yo también he ido detrás de su enemigo.

"Perdón, señor De la Cruz", interviene de pronto Lorenzo, mi actual guardaespaldas. "Quizás debamos..."

Mala idea. William levanta la mano y le indica a Griffin que haga algo al respecto. Éste empuja a Lorenzo con tanta fuerza por las escaleras que lo escucho caer por varios segundos. Me sorprendería que haya sobrevivido. Luego éste mira a Murphy, pero no le dice nada. Ella levanta las manos, retrocede y cierra la puerta por afuera.

Griffin luego se para junto a William. Estoy a solas con él. Mi sobrevivencia ahora va a depender enteramente de mi habilidad para hablar con ellos.

Sería simple de mi parte resentirme con Murphy por dejarme ahí y abandonarme. No obstante, yo habría hecho lo mismo. Ella no estaba en posición para enfrentarse a William. A un vampiro molesto, ni más ni menos. Estos son seres monstruosos. Es sabio por parte de cualquier ser humano tratarlos con respeto. Ellos pueden arrancarle la columna a una persona con un solo movimiento.

Prefiero que Murphy se haya retirado y que haya ido a preparar algo. O que esté lista para reemplazarme en el plan de Laura si es que no sobrevivo los siguientes minutos.

"Te he hecho una pregunta", William me señaló con uno de sus horrendos dedos de una de sus mortales garras. "¿En dónde está Francisco?"

"No lo sé", respondo. Alguna vez mi padre me dijo que si estaba en una situación incierta, lo mejor era negarlo todo. Claro, él se refería a estrategias de negociación entre ejecutivos. No a situaciones de vida o muerte con seres que no están vivos ni muertos. "No lo sé"

Los vampiros de la calle AbastosWhere stories live. Discover now