XXX. En la casa de Largo

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Primero debo alejarme de la casa de William De la Cruz. Es demasiado peligroso después de lo que Isla me adelantó. Corro hasta una esquina y me escondo en un callejón. Espero que la oscuridad que me oculta no sea una invitación para alguna otra criatura de la noche.

Saco el celular que le robé a Spaz y marco el número telefónico de la central de Mercnet, donde sé que encontraré a Bert Lozada.

"¿Aló?", responde su voz. "¿Quién es? ¿Cómo consiguió este número?"

"Soy Erwin Martin", le anuncio. "Te llamo para ofrecerte un trato. Pero debemos cerrarlo en los próximos minutos"

"Estoy escuchando", me dice.

"Las circunstancias han cambiado y debemos renegociar nuestro acuerdo. En estos momentos hay un conflicto interno dentro de la empresa. Se han formado dos facciones. Una me tiene a mí y la otra a la gerenta del área de seguridad y riesgo interno. Mucho me temo que ya no tengo protección para lo que resta de la noche, que es cuando debo solucionar este asunto"

"¿Deseas protección mientras resuelves todo esto?", me pregunta. "¿Cómo nos vas a pagar, si aparentemente ya no tienes control del Grupo De la Cruz?"

"Pero lo voy a volver a tener. De eso no te preocupes. Te pagaré por tus servicios. Y déjame añadir un bonus por darme tu confianza en este momento de necesidad. Tú querías ser nuestro único proveedor. Que ya no llamemos a Starmerc. No quieres tener competencia, ¿no es cierto?"

"Así es. ¿Qué hay con eso?", me pregunta Bert por el teléfono.

"Pues considéralo aprobado. Si todo sale bien esta noche, ustedes serán los únicos proveedores. Confío, entonces, que los mercenarios que migraron de Mercnet a Starmerc no serán readmitidos, ¿no es cierto?"

Hay un silencio durante el cual supongo que Bert está considerando el ofrecimiento. No es tan fácil, porque no es seguro que yo pueda mantener el control del Grupo De la Cruz. Él sabe que algo grande está pasando actualmente y que los necesito. Que esto es una emergencia. No obstante, también sabe que lo que le estoy ofreciendo es excelente. No hay más que le pueda dar, en realidad. No lo creo.

"Está bien, pero hay una cosa más que debes prometerme", me dice seriamente. Yo temo. Si me pide algo descabellado, todo se viene abajo. Y sin el apoyo de Mercnet, no voy a sobrevivir mucho más. Aguanto la respiración esperando su condición adicional, la cual puede significar el final de la calle Abastos como la conocemos. "Tengo un sobrino que no consigue práctica pre profesional. Está en último año de contabilidad. Sería solo por los tres meses de verano. Le falta eso para graduarse.  Es algo sobre un crédito para académico"

Yo suelto el aire y respiro de nuevo. Genial, eso sí lo puedo cumplir.

"No hay problema. Que me mande su CV por correo electrónico", sonrío, porque éste es el primer paso en la recuperación del Grupo. "¿En cuánto rato pueden llegar?"

Me paso los siguientes cinco minutos negociando los detalles y coordinando lo que haremos el resto de la noche. Bert por encima de todo siempre fue un excelente profesional. Si le pides un jugo de naranja te traerá un jugo de naranja, sin trucos ni sorpresas. Espero que su profesionalidad esté a la altura del reto de hoy.

Luego inicio el camino hacia la casa de Largo Alba. Está a pocos metros de la de William. Es un asunto de jerarquía.

Por supuesto que esta casa, si bien es tan grande como la de William, no está tan bien cuidada. Esto salta a la vista. La reja externa está un poco oxidada. El pasto del jardín frontal está un poco crecido. Hay polvo en los bordes de la puerta. Ésta es la casa de alguien que alguna vez tuvo muchos recursos y que ahora sigue teniendo recursos, pero no tanto como antes.

Los vampiros de la calle AbastosWhere stories live. Discover now