XX. La asesina en el sótano

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Me toma varios segundos reaccionar. Esto era genial. O por lo menos, eso parecía. Esto era una excelente noticia.

No obstante, no podía darle mi total atención. Estaba a instantes de entrar a la reunión de directorio. En ese momento eso era lo que tenía que mantener mi atención.

"Murphy, escúchame bien", le digo finalmente. "He hablado con Bert Lozada. No tengo tiempo para contarte todo, pero necesito hablar urgentemente con Laura para aclarar algunos asuntos. No la vayas a soltar"

"Como si tuviera planes de hacerlo", responde Murphy. "La tenemos en el sótano. Usted sabe cuál. Apenas termine con el directorio, venga de inmediato"

"Bien, bien. Y ahora, lo siento, pero tengo que salir"

Cuelgo y me paro. El momento ha llegado.

Cierro los ojos, me concentro en lo que está en juego y salgo caminado de mi oficina.

Afuera me están esperando Isabella y Jimenez. Este último se para al verme.

"¿Erwin?", me pregunta. "¿Nos vamos?"

"Así es", le respondo. "Ven conmigo"

Jimenez camina detrás de mí y no puedo evitar sentir frío en la parte trasera de mi cuello.

Este guardaespaldas retirado que ha regresado a la actividad para cuidarme, pero no por orden de nuestra gerente de riesgo y seguridad, es un enigma más que tengo que solucionar durante lo que queda de la noche.

No obstante, por lo pronto no creo que vaya a ser prudente intentar nada. Tengo demasiado encima. No quiero abrir un nuevo campo de batalla por el momento. Quizás saliendo de la reunión del directorio lo confronte. Mientras tanto, voy a requerir tenerlo conmigo.

Y no realmente porque crea que me podría proteger de nada.

Si me atacaran más mercenarios, lo harían a distancia. Quizás con un rifle de francotirador o con un cohete altamente destructivo. Jimenez no podría hacer nada contra eso. Si fueran vampiros los que me atacasen, llegarían a mí como sea. Jimenez y su revolver antiguo tampoco podrían hacer nada al respecto.

Mi mejor protección por el momento es lo útil que soy.

William De la Cruz y los demás miembros del directorio pueden ser las criaturas más temibles de esta ciudad. Pueden ser capaces de las atrocidades más terribles y de las aberraciones más indescriptibles, pero no pueden dirigir el Grupo De la Cruz sin mí. No por el momento, en todo caso. Yo soy el único que puede mantener la calle Abastos funcionando y ocultando la verdad y brindándoles eso que ellos necesitan para seguir existiendo.

La mejor manera de continuar vivo es recordarles todo esto.

Si es que lo han olvidado, por supuesto. Personalmente dudo mucho que lo hayan hecho.

Antes de entrar al ascensor, dudo un momento. Estoy a punto de encerrarme ahí dentro con Jimenez por el tiempo que le toma al elevador llevarme al primer piso. No estoy seguro de que sea una buena idea, pero no tengo alternativa. No pretendo perder el tiempo bajando por las escaleras. De alguna manera él percibe mi preocupación.

"Erwin, ¿pasa algo?", me pregunta.

"No, nada", miento. "Es tan sólo que hace apenas una horas una mercenario me raptó hackeando el sistema del elevador. Temo que lo intenten de nuevo"

"Esos mercenarios nunca repiten sus trucos", Jimenez sonríe. A su avanzada edad, sus intentos de humor no están siendo efectivos.

"Eso espero"

Los vampiros de la calle AbastosWhere stories live. Discover now