V. El retorno del hijo pródigo

46 2 0
                                    

"¿Cómo es que recién nos enteramos de esto?", pregunto molesto.  Uno de los beneficios de ser el gerente general de una empresa es que me puedo dar el lujo de mostrarme molesto cuando estoy molesto.  En cualquier otra persona sería motivo de rumores malignos. "Murphy, ¿tu gente no debería de habernos alertado de que Francisco De la Cruz está de regreso? Maldita sea"

"Lo siento mucho, Erwin", me dice ella seria.  Seriedad es lo máximo que se le permite a alguien que está inmediatamente después de mí en la escala evolutiva de la corporación.  Si ella se molestara, la mandaría a Recursos Humanos de inmediato para un taller de control de ira. "También debería de haber sido informada sobre el ataque a la madre de Laura.  Es un asunto relevante"

"En su defensa", interviene Ana. "La dramática muerte de la madre de Laura Franken sí fue notificado en el boletín semanal.  Lo que pasa es que nadie le dio importancia.  Pueden revisar sus buzones de correo"

Como si alguien leyera completamente ese texto que mandan una vez por semana.

"Enfoquémonos en sanciones y culpas luego", niego con la cabeza.  Aun con aire de molesto.  Como privilegio que solo yo tengo, pienso sacarle el máximo provecho. "Necesitamos repensar nuestro sistema de alertas para que algo así no vuelva a suceder.  Pensemos en eso después.   Ahora me preocupa más que Francisco De la Cruz esté aquí. ¿Qué vamos a hacer?"

"Francisco fue exiliado", dice Ana. "La pena por regresar antes de que el exilio acabe es la muerte.  Tenemos la obligación de enviar un equipo tras él para eliminarlo"

"¿Y Laura?", pregunta Dante preocupado.  Preocupación es en lo que más tiene práctica. "¿Qué planeamos hacer con ella?"

"Quizás ir tras Francisco sea suficiente", sugiere Morgan Fix. "Francisco es un vampiro mayor. Laura sola nunca podría haberlo vencido.  Pero nosotros, en grandes números y con las herramientas suficientes podríamos hacerlo"

"No es solo eso", comenta Murphy seria, pero con muchas ganas de haber podido mostrarse molesta. "Francisco está violando el código al haber venido.  Si solo fuese eso, ella solo habría necesitado notificarnos de su presencia y nos habríamos encargado. ¿Por qué entonces tomarse toda la molestia de venir a la calle Abastos, a nuestra central de operaciones y amenazar a nuestro gerente general? Hay algo aquí que no cuadra"

"¿No hay manera de comunicarnos con ella?", pregunto ligeramente menos molesto.

"Quizás", responde Morgan Fix. "Se me ocurren un par de formas de llegar a Laura.  Pero no sé si ella quiera hablar con nosotros"

"Debemos intentarlo", digo yo.

Entonces suena una campana. Es un golpe fuerte en una campana grande que tenemos instalada en el medio de la calle Abastos. Todos aquí sabemos que hay vampiros durmiendo de día que saldrán en cuanto el sol se oculte. Eso sucede a distintas horas del día, dependiendo del mes del año en el que nos encontramos.  Todo esto es algo técnico y no tiene mayor complejidad.  A menos que creas que la Tierra es plana, en cuyo caso hace ya un buen tiempo que un vampiro te ubicó y te dejó seco de sangre en un intento por mejorar la línea genética.

Para poder notificar a todos que ha llegado la hora en la que nuestros empleadores saldrán, tenemos instalado ese campanario. Fue una idea de mi abuelo, Alan Martin.

Esto también quiere decir que ha llegado el momento en el que yo vaya a hablar con ellos.

Respiro profundamente un par de veces y camino a la puerta de mi oficina. Antes de salir, me volteo hacia los que están ahí.  Ya no estoy molesto.  He exprimido mi privilegio lo más que he podido y debo dejarlo de lado para no agotarlo demasiado.

Los vampiros de la calle AbastosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora