La hermana falsa.

Capítulo 7.

Ella parecía ser una mujer de noble nacimiento. Incluso si pones el mismo tamaño de oro a su lado, no podrías evitar mirarla.

Al igual que la luz del amanecer que ahuyentó la oscuridad.

Tidwell concluyó que su aura distinta salió porque era una aristócrata, pero en realidad, él ya lo sabía.

El hecho de que tal persona fuera rara entre los aristócratas.

Por no mencionar que esta fue la reunión social del inframundo. Un banquete para celebrar la alianza entre dos sindicatos.

Aunque la gente estaba vestida como un noble por fuera, eran una bestia natural. Eran humanos que sobrevivieron royendo el cuello de su oponente.

Entre esas personas brutas, ¿había en realidad una persona que tenía este tipo de actitud y aura?

— Si hay alguien así, quiero aprender todo sobre ella.

Tidwell estaba confundido.

El lacayo dijo que no había personas sospechosas o invitados que no trajeran la invitación [contraseña].

Además, la mujer que llevaba una máscara de pavo real era demasiado natural.

Sin embargo, no podía simplemente atraparla y quitarle la máscara, así que tuvo que esperar y ver.

Sus dudas no se habían ido, y sus nervios afilados seguían gritando que ella era peligrosa.

Por lo tanto, Tidwell quería vigilarla hasta el final del banquete.

Ojalá un hombre borracho no hubiera sostenido la muñeca de esa mujer.

— ¿Por qué no coge mi vaso? ¡Ahora somos una familia, y me decepcionará si no podemos hacer eso!.

— No, estoy bien.

— ¡Sólo un vaso, un vaso!

— ¡Suéltame primero...!

— ¿Qué estás haciendo aquí?

¿Cómo lo llamas cuando los aristócratas actúan tontamente así? ¿Es caballeresino?.

Tidwell pensó mientras sostenía a la mujer con una máscara de pavo real en sus brazos.

Tidwell tenía muchas razones para dar un paso adelante.

Fue una alianza de dos sindicatos violentos. Si la alianza se rompía, se pondrían en contra del otro inmediatamente. Así que si hubiera una perturbación en este estado, inevitablemente conduciría a grietas internas.

Dado que Herodes estaba observando de cerca cuando ocurrió la perturbación, era mejor detenerlo de su lado.

Fue la conclusión de Tidwell.

— ¿Qué tiene de bueno hacer una escena como esta? Será mejor que te detengas.

— ¡Lo siento mucho, jefe!.

— No te disculpes conmigo, sino con ella.

Cuando Tidwell sacó su tono autoritario único, aquellos que trataron de forzar una bebida a la mujer rápidamente bajaron la cola, se disculparon y se alejaron.

Incluso si esto fuera una bola de máscaras, todo el mundo sabría quién era el hombre detrás de la máscara de lobo.

Con el fin de evitar cualquier interrupción entre los dos sindicatos, los jefes de cada sindicato decidieron de antemano usar ciertas máscaras.

Tidwell era un lobo, y Herodes era un león.

Así que no importaba cuánto cambiaran sus colores de cabello con una peluca. Pero si había gente que no los reconocía, solo significaba una cosa.