CAPITULO 3

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Lucienne

Viernes, un día antes de la boda.

Estaba parada frente a mi cama, observando las maletas por tercera vez, asegurándome que no faltara nada importante. Abrí los cajones de mi armario y vi el conjunto de lencería que Cassia, mi mejor amiga me había obsequiado hace unos meses cuando vino de vacaciones.

Es para que lo uses bajo del vestido — me había dicho, dándome una mirada picara. 

Era un conjunto de encaje blanco. Tenía un sostén con tirantes ajustables y un encaje floral transparente, se podían ver mis pezones a través de esto, venía acompañado de, en palabras de mi amiga — una braga estilo cheeky — que era completamente de encaje no tan transparentado y que se podía meter en mi trasero con facilidad. La observé bien y decidí que la llevaría, así que la metí en mi pequeña maleta de prendas personales.

Mi corazón, latía un poco acelerado ahora que Drew no tardaría mucho en llegar para irnos juntos al hotel en el que celebraríamos nuestra boda. Cerré los ojos por un momento, calmando toda la emoción en mi interior. Al abrirlos observe mi pequeña habitación, llena de recuerdos. Desde que me mudé de casa de mis padres hasta ahora que la había llenado con cosas cálidas. 

Empecé a sentir como la emoción me iba embargando, pero era momento de soltar y dejar ir ahora que iniciaría desde cero con alguien más. No podía demorarme mucho en terminar de empacar, pero era difícil hasta cierto punto.

Suspiré profundamente mientras empezaba a guardar con cuidado las últimas pertenencias que me llevaría al viaje, doblé la última prenda con esmero mientras regresaba a repasar en mi mente si faltaba algo.

El timbre del intercomunicador sonó y mi corazón empezó a acelerarse, sabía que era Drew. Sonreí emocionada mientras terminaba de cerrar la última maleta. Dejé un poco de ropa en los armarios por cualquier cosa. Fui hacia la puerta para presionar el botón y dejar entrar a mi prometido. 

Al abrir lo primero que me recibió fue una radiante sonrisa. Drew me abrazaba con dulzura, elevándome del suelo. 

— Te ves bien. — me acarició el cabello con suavidad.

— Tú también te ves bien. — le dije, volviéndolo a abrazar.

Nos separamos y entró por completo al lugar, subiendo las escaleras hasta la habitación. Tomó las dos maletas, una en cada mano y me sonrió.

— ¿Lista para irnos?

Asentí radiante. Por lo que juntos caminamos hacia la salida. Dejando atrás mi anterior vida.

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— ¿Todos tus amigos se hospedarán en el hotel? — Le pregunté a Drew mientras conducía.

— Sí, el único que no lo hará será Andrew. — me miró de reojo.

Oh, vaya. ¿Entonces qué haría con esa reservación?

— ¿Por qué? No creas que tengo curiosidad, solo que me hubiera gustado que me lo comunicaras con tiempo, para cancelar su reservación.

Drew soltó una de sus manos del volante para dirigirla a la mía, uniendo nuestros dedos.

— Es que no lo sabíamos. Ayer me llamó para disculparse. Dijo que había surgido algo en una de sus propiedades y que no le resultaría hacer un doble viaje, por eso vendrá hasta mañana.

— ¿Qué quieres decir con hasta mañana? 

— Tranquila Lucy, el llegará, la boda es hasta en la tarde, vendrá con tiempo. Quiero decir, hará sus maletas, vendrá a la boda, pero no se quedará en la fiesta. Todo estará bien. No hay nada por lo que preocuparse.

Hasta que el padrino ¿me rescate?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora