CAPITULO 5

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Andrew

Sábado, el día de la boda.

No tenía idea de lo que estaba sucediendo, solo sabía que Lucienne había entrado a mi coche muy desesperada, suplicándome que avanzara. Y la verdad es no tuve el corazón para hacer lo contrario. No entendía lo que pasó hace unos instantes, miles de preguntas estaban asaltando mi cabeza mientras conducía, pero traté de ignorarlas para no hacerla sentir presionada. 

Luego de que me dijera que fuera directamente al aeropuerto, el silencio reinó entré ambos, y aunque no sabía que decir, Lucienne parecía estar más calmada que antes. Tanto que se había quedado dormida casi después de volver a darle marcha al auto. Eso me dio tiempo para imaginar todos los tipos de escenarios que pudieron haberse dado. ¿Se habrá arrepentido? ¿Drew se habrá arrepentido? 

Un ligero bostezo me sacó de todos esos pensamientos en los que estaba sumergido.

— Veo que despertaste — me atreví a decir, ofreciéndole una ligera sonrisa. Que esperaba fuera reconfortante. No sabía cómo actuar. 

Mirándola de reojo mientras conducía, pude ver como su garganta se movía, tragando grueso. Las emociones que pudiera estar sintiendo la estaban embargando y sabía que luchaba por hablar. No la conocía de absolutamente nada, pero no tenía que ser su amigo de toda la vida para reconocer las señales. Era observador.

Finalmente, Lucienne pudo romper el silencio suspirando, sus palabras salieron temblorosas.

— Yo... Sí. Lamento mucho haberme quedado dormida.

— No lo lamentes, supongo que es bueno que descansaras un poco. —Moví mis hombros restándole importancia. 

Sin apartar los ojos de la carretera le ofrecí otra de mis sonrisas reconfortantes. Sabía que no había ninguna palabra que pudiera hacerla sentir mejor. No cuando no tenía los hechos acontecidos.

Y Sí hay algo que odiara más que cualquier otra cosa eran los silencios incómodos, Incómodo porque ¿qué se supone que hagas con una persona que acabas de conocer? eso era lo que sucedía en estos momentos. Lucienne parecía perdida en sus pensamientos y yo trataba de mantener los ojos en la carretera. Y lo que pensé que sería una linda boda terminó en una novia huyendo en el auto del padrino de bodas. O sea conmigo. No sabía que tan bueno era eso hasta cierto punto.

Mientras me ponía a pensar en los pros y contras de eso, gotas de agua empezaron a caer sobre el vidrio del auto, pronto se transformaron en gotas más grandes y por último en una fuerte lluvia. 

Decidí ser yo quien rompiera este silencio, solo para aligerar un poco las cosas. Volví a aparcar el auto y me aclaré la garganta antes de decir:

— Yo... No creo que podamos continuar con esta lluvia. — Ella me observó, sus ojos estaban cansados y un poco rojos — Hay un pequeño hostal como a un kilómetro y medio más, podemos descansar y esperar a que la tormenta pase. Realmente puede ser peligroso si avanzamos así hasta el aeropuerto.

— ¿No tenías que llegar al aeropuerto hoy?

— En teoría. No esperaba nada de esto.

Lucienne abrió los ojos tan grandes que temía que se le salieran. Hizo un ademan de salir del auto, pero la detuve sosteniendo su codo con delicadeza.

— ¿Qué estás haciendo? — la miré confundido.

— ¿Yéndome? Creo que te he desviado del camino. Y tal vez retrasado. — me observó culpable. 

— No me refería a eso. No sé lo que pasó allá, pero supongo que los ex padrinos de boda estamos para rescatar a las novias en apuros. — Eso le robó un resoplido divertido y lloroso. — Me refería a que no esperaba que la lluvia nos alcanzara.

Hasta que el padrino ¿me rescate?Where stories live. Discover now