CAPÍTULO 15

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Lucienne

Sábado

El día viernes fue tranquilo. Me había pasado prácticamente toda la mitad del día con Theresa fuera de casa debido a que Andrew había tenido reuniones que atender, pero fue mejor de lo que esperaba.
Ambas pasamos la mañana en el jardín sembrando nuevas y coloridas plantas.

Hoy era mi último día en Reedwood City, Por lo que me levanté más temprano de lo habitual para estar lista e irme al aeropuerto después del desayuno. Estaba doblando cada una de mis prendas meticulosamente ya que, después del día de compras con Evie, ahora tenía el doble de cosas.

Una semana aquí se había pasado como un pestañeo, y tenía que admitir que lo extrañaría.

No sé si estaba lista para irme o más bien no quería hacerlo, pero la urgencia de armar el plan de marketing y las campañas para el futuro hotel de Andrew ahora pesaba sobre mis hombros.

Añadiendo que había algo de carácter personal que me obligaba a enfrentar los recientes fantasmas de una boda no concluida. Admitía que las sombras de ese compromiso hecho pedazos danzaban en mi conciencia, lo que me recordaba a la fragilidad de los sentimientos que podía tener una persona.
Enfrentar a Drew sería el último capítulo de la desastrosa historia que dejaría atrás una vez pisara Los Ángeles, y para hacerlo tenía que dejar este lugar.

Cuando finalmente toda la maleta estuvo hecha me quedé contemplando por última vez el sol y el paisaje a través del ventanal. Me quedé allí, contemplando y suspirando en silencio hasta que un suave toque en la puerta me interrumpió.

— ¿Puedo pasar?

La voz de Andrew era tranquila al otro lado de la puerta.

— Claro, adelante.

Él entró con toda su energía masculina tranquila, cerrando la puerta detrás de él. Sus ojos se posaron en las maletas que ya estaban listas para la partida.

— ¿Estas lista para volver a la realidad de la gran ciudad? - Preguntó, tomando asiento en el borde de la cama.

Asentí segura. Ayer me puse a pensar mucho antes de dormir y llegué a la conclusión de que había conectado con Andrew, a pesar de que nos conocíamos hace nada. Conecté con su familia, y ahora además del proyecto que tenía en marcha, sentía que había ganado más de lo que sea que hubiera perdido.

Me senté en el borde la cama, justo a su lado.

— Gracias, Andrew. Por invitarme a Redwood City. No creí que hubiera sido increíble, sin embargo lo fue -. Expresé, girando mi rostro hacia él y manteniendo la mirada.

El me devolvió la sonrisa, tierno y cálido.

— Creo que fue lo mejor que pude haber hecho. Le diste alegría a mi familia y a mí también. Eres una gran mujer.

Nos quedamos en silencio por unos minutos, solo él y yo. Realmente lo extrañaría.

— Entonces —. Hablé, rompiendo la calma que inundaba la habitación — ¿Ahora somos amigos, vaquero?

La risa contagiosa de Andrew resonó por toda la habitación. Era un verdadero deleite escuchar esa risa ronca.

— Claro que sí Lucienne. Pensé que lo éramos desde que te rescate aquel día.

Fue mi turno de reír, él tenía razón. Padrino ¿al rescate? Eso no lo había visto venir ni en mis sueños.

— Para que quede claro, hiciste tu trabajo de padrino de boda a la perfección y con méritos. No cualquiera rescata a una novia y la trae a su lugar de nacimiento. Mucho menos le ofrece un trabajo.

Hasta que el padrino ¿me rescate?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora