Capítulo 8: El Variador (II-II)

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La conversación entre Vhenia y Jack se volvió amena

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La conversación entre Vhenia y Jack se volvió amena. La joven arqueana le había tomado confianza, tanta, que incluso pudo enterarse de un par de cosillas más. Por ejemplo, se sorprendió al enterarse de que, los quince años, era la edad en la cual los arqueanos concluían su educación básica. También conoció que tenían una forma distinta de referirse al tiempo, pues ellos llamaban gyros al periodo de traslación terrestre, una medida mucho más exacta que el año que él conocía.

En Arquedeus las personas de quince años ya podían valerse por sí mismas. Claro, si querían especializarse después de eso, seguro les esperaba una vida de aprendizaje. En definitiva, ahora comprendía que esta civilización estaba muy distante de todo lo que conocía. Además, lo que sabía parecía ser tan solo la punta del iceberg.

—Ahora que sé esto siento que estoy en el extremo del mundo equivocado —dijo Jack, pensando en los usos que podría darle a un variador—. No me lo has dicho, Vhenia, pero ¿crees que un variador podría crear un rul que materializase un ser vivo?

Vhenia arqueó una ceja. Jack, lo notó. Era como si acabara de preguntar algo que no debía.

—No eres alguien común, ¿verdad Jack? —preguntó ella, suspiró, y sonrió—. En teoría, sí. Claro, si supieses la cantidad exacta de proteínas y biomoléculas que conforman cada célula, la función de cada una de ellas y el lugar que ocupan en el espacio —dijo la chica sonriendo, dando a entender, que era algo imposible—. Tendría que existir un cristal mucho más complejo que un zero. Ni siquiera los más grandes Sahulurs de ciudad central, pueden hacer algo así. Es una cantidad inmensurable de información la que se tendría que manejar al mismo tiempo para crear algo de esa magnitud.

Jack se llevó la mano a la barbilla.

—Estos Sahulurs —dijo Jack—. ¿Es difícil conocer a uno?

Esta vez, Vhenia arrugó la frente, como si comenzara a sentirse incómoda con las preguntas de Jack.

—Ya lo creo, inclusive es difícil para nosotros. Tendrías que ser un prodigio, hablando en términos arqueanos, para que se dignasen en mirarte —respondió ella—. Además, requerirías un permiso especial de los de tu mundo. Creí haber escuchado que se estaba implementando un sistema de estancia académica... quieren comenzar a enseñar a personas de ambos mundos. Intercambios. Aunque podría estar equivocada.

—No, tienes razón —respondió Jack—. Escuché algo de eso, al parecer nadie ha pasado las pruebas. Y ya que lo pones así, viendo todo lo que hacéis, no me sentiría capaz, o siquiera digno, de recibir vuestra sabiduría —concluyó Jack mientras reflexionaba sobre lo que acababa de ver—. Pero definitivamente lo intentaré algún día.

Vhenia sonrió, Jack le correspondió de la misma forma.

—Sería todo un acontecimiento —dijo de pronto Lina, bostezando y estirándose en su cómodo asiento—, el primer galeano que lograse ser admitido en Arquedeus.

Lluvia de Fuego: La Era del Fuego IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora