Capítulo 25: Lejos de Dios

1.1K 194 46
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—A mí también me alegró verte viva, Gianna —dijo Jack, después de escuchar la escalofriante historia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—A mí también me alegró verte viva, Gianna —dijo Jack, después de escuchar la escalofriante historia.

Gianna había contado todo con lujo de detalle. Sus memorias estaban tan frescas, que todavía se sostenía ambos brazos, contiendo los escalofríos que le producía recordar.

—Aún no logro asimilar lo que ocurrió —respondió la chica—, es decir, ¿un dragón? ¿En serio? No lo creería de no haberlo visto con mis propios ojos.

Jack apenas cayó en cuenta de las palabras de la joven. Era verdad. Tantas cosas habían pasado, tantas, que ni siquiera se había detenido a asimilarlas.

—Nadie sabe lo que podrá ocurrir a partir de ahora —concluyó—, tenemos que prepararnos para lo que sea.

—No creo que un solo dragón pueda representar un peligro importante —dijo Gianna.

—No lo subestimes, Gianna —replicó Jack—. No sabemos con qué estamos tratando. Además, ¿cómo sabemos que sólo hay uno? Podría haber más.

Gianna miró a su profesor. Jack reconoció esa mirada en la joven, siempre la hacía; en clase, en el laboratorio; siempre que se disponía a dar una deducción. Esta chica siempre había sido una estudiante prodigio.

—Si hubiera más —dijo ella—, no creo que se hubiese preocupado tanto por obtener esos huevos, ¿no?

Jack arqueó una ceja. ¿Lo había notado ella también? No cabía duda, nunca dejaba de sorprenderlo. Quizá Niel no era el único que tenía un futuro prometedor. Niel...

—¿Entonces los viste? —preguntó Jack, sorprendido, apartando la imagen de Niel de su cabeza.

—¿Verlos? —dijo Gianna, confusa—. Estaba tan aterrada que ni siquiera quería mirar.

—E-entonces... No comprendo —respondió Jack, aún más confuso, pero claro, no había manera de que Gianna pudiese ver algo de ese tamaño desde el helicóptero.

—Es por la mina. Lo escuché hablar con... con... —Gianna suspiró, incapaz de nombrar a Niel—. Los huevos desaparecieron, ¿recuerda? El dragón debió haberlos tomado por alguna razón. Y sólo me hace pensar que fue para hacer más como él.

Lluvia de Fuego: La Era del Fuego IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora