Capítulo 23: Tormenta de Fuego (I-II)

917 183 13
                                    

Pista de audio recomendada: Linotus - Vindictus.

Un rayo, seguido de un trueno, marcó el inicio de una tormenta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un rayo, seguido de un trueno, marcó el inicio de una tormenta. Grandes gotas de agua empezaron a precipitarse, atravesando la gruesa capa de ceniza que cubría el cielo. El dragón se acercaba demasiado al convoy.

Alcanzó a uno de los helicópteros, mordiendo la cola de éste con sus fuertes fauces y destruyéndola en el acto, haciendo que el aparato girase sin control. La gente intentaba sostenerse, pero la fuerza centrífuga envió a varios volando por el aire, hasta que, una gran e intensa llamarada envolvió al helicóptero, produciendo una fuerte explosión que acabó con el horrible espectáculo.

El dragón, satisfecho con su acto, fijó su siguiente blanco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El dragón, satisfecho con su acto, fijó su siguiente blanco. La criatura voló con velocidad, lleno de furia, una furia impulsada por acabar con el último Rahkan Vuhl. Estaba a punto de alcanzar su objetivo, pero el piloto —del transporte en el que Jack viajaba— logró evadir el ataque con un ágil movimiento.

El coloso no se rindió. Trató de embestirlos por segunda ocasión, ocultándose detrás de una colosal nube de humo y fuego. Jack observaba horrorizado la escena. El poder de aquel ser era increíble, pero había algo extraño en sus movimientos; algo que había llamado su atención. Parecía no poder moverse con libertad, como si protegiese algo. «Los huevos —pensó Jack».

El dragón batió sus alas al estar cerca de los aparatos voladores y una ráfaga de viento desestabilizó su vuelo. Aprovechando la situación, la criatura salió de entre la nube negra y se lanzó de nuevo al ataque. La gente comenzó a gritar al ver explosiones; Jack, por otra parte, estaba ideando un plan. Tenía miedo de intentar algo y fallar, pero, ¿no era peor el no intentar nada?

Se giró para ver a las personas que lo acompañaban en el helicóptero. Gianna estaba bien atada en un asiento con los cinturones de seguridad, sosteniendo a Kail con fuerza, a ellos se unía cerca de una docena de personas más, entre mujeres, niños, hombres y ancianos. No le quedaba opción.

Las llamas del dragón comenzaron a incordiarlos de nuevo. El fuego pasaba cerca de los helicópteros, emanando un intenso calor repentino que hacía que las entrañas se revolvieran al sentir el metal. El piloto hacía maniobras difíciles, tratando de esquivar las llamaradas, pero el dragón se acercaba cada vez más.

Lluvia de Fuego: La Era del Fuego IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora