La Esquina Pt. I -Fátima-

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Todo mi cerebro fue consumido por el pedido de Gianmarco

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Todo mi cerebro fue consumido por el pedido de Gianmarco.

Ese año perdido de mi vida, ese año que transcurrió entre la muerte de mi tío y lo que les estoy contando ahora, lo pasé sola. Lo pasé alejándome de todo el mundo, guardando silencio y creándome una rutina que me salvara. Había olvidado lo que se sentía que alguien tuviese un genuino interés en mí, por mínimo que fuese.

Les dije que pagar mi karma con soledad me parecía una crueldad, y eso me recordé una docena de veces en el camino pese a que estaba decidida a comprarme una cerveza y marcharme directamente a mi departamento.

Cuando pasé frente a la cafetería de la Susi, noté mucho movimiento. Se oía música fuerte, se veían luces de colores y alguien cantaba alegremente. Al parecer, tenían un evento aquella noche. Sonreí por lo bajo y apreté el paso, pues el almacén donde podría comprar mi cerveza estaba por cerrar. Avancé casi corriendo, pero, cuando llegué al lugar, noté que estaba cerrado con las rejas y que había una nota allí: "Vuelvo en quince minutos".

De acuerdo, pero ¿en quince minutos contando desde cuándo? Odio cuando dejan esas notas, nunca sé si esperaré cinco minutos, diez o los quince completos. Dejé escapar todo el aire de mis pulmones en un bufido de frustración y desvié la mirada. Podía ver la cafetería de la Susi desde allí, las luces de colores alumbraban la vereda a través de los ventanales. Probablemente venderían cerveza aquella noche.

Negué con la cabeza. Iría a mi departamento y regresaría al almacén en quince minutos para comprar mi maldita bebida. Era viernes y necesitaba algo que me hiciera sentir... Bueno, no tan amargada. Pensaba que, si al menos tomaba una cerveza con el balcón abierto, habría hecho algo medianamente juvenil.

El viaje en el ascensor me resultó exasperante. Quizá alguien haya sentido lo mismo: Sentís que tu cerebro está trabajando mal y que hay algún cable en cortocircuito exaltándote fácilmente. Como una neurona que se niega a cooperar o un engranaje oxidado que comienza a chirriar contra las paredes de tu cráneo. Es odioso.

Entré a mi departamento, encendí las luces y me encontré con el amargante panorama de siempre. Así que encendí absolutamente todas las luces, abrí las puertas del balcón de par en par, puse un canal de música bien bailable y me dirigí al baño. Solté mi largo cabello parándome frente al espejo y lo humedecí con bastante agua para quitarme el calor de encima. Lucía un poco mejor. De hecho, podría arreglarme un poco, ¿dónde dice que no puedo arreglarme para mí misma, para estar sola en mi departamento luciendo bien? Al demonio, me pinté las pestañas, me puse labial rojo y me coloqué los únicos zapatos altos que tenía, los cuales sólo había comprado para una entrevista muy formal en una empresa donde no me dieron el empleo.

Mi propio reflejo me llevó a sonreír porque, de hecho, la última vez en que me arreglé fue para esa entrevista fallida. Me paseé por el living bailando al son de la música y decidí que ya podía ir a comprar la cerveza. Por si acaso, cerré las puertas del balcón. No iba a tardar mucho, pero nunca se sabe.

Hija de la Muerte -Ganadora de los Wattys 2018-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora