Hija de la Muerte -Fátima-

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Una cosa es creer que podés provocar muertes con tu solo deseo y, a lo largo de algunos años, recibir pequeñas confirmaciones que, cuando te asustan, lográs negar encontrándoles una que otra excusa. Otra muy diferente es escuchar una confirmación de los mismos labios de una de mi tipo que, además, me regaló una escalofriante historia.

Una cosa es creer que soy peligrosa para Gianmarco e intentar controlar esos instintos que bien podrían ser imaginarios. Otra, terrible y cruel, es descubrir que efectivamente estoy jugándome su vida en una apuesta de la que ni siquiera era consciente.

Me encerré en mi departamento y le eché llave al cerrojo como si eso fuese a detener todos mis demonios. Ellos van conmigo a todas partes, una cerradura no los detendría, pero el pánico hizo una presa de mí y, en las siguientes tres horas, me llevó a las más desesperadas y extravagantes conclusiones.

Una vez más me encontré corriendo a la habitación de mi tío, pero esta vez no buscaba pruebas de su soledad y su sufrimiento en vida. Esta vez, buscaba pistas de todo lo que él pudiese saber de mí, de cosas que hubiese descubierto sobre la familia porque si la historia de Bahiana era real, entonces tenía que haber otro como yo en mi árbol.

En un arrebato de desenfrenada locura, volqué cajones, tiré ropa, vacié armarios, revisé la biblioteca de cabo a rabo y, sin siquiera la cordura necesaria para buscar a consciencia, me encontré de rodillas en medio del desastre provocado por mí, mirando a un lado y a otro, jadeando en busca del aire que se me negaba.

Sabía que tenía que haber otro más en la familia, pero no sabía cómo descubrirlo. ¿En su mirada? ¿En un rostro amargado? ¿En un halo de muerte que sería reconocible para mí? ¿En una historia que dejará tras de sí un rastro de sangre fácilmente reconocible? ¿Era alguno de mis abuelos, era mi tío, eran mis padres? Todos ellos murieron, solo mi bisabuelo llegó a la admirable edad de ciento cuatro años. Quizás porque deseó que así fuese, quizás deseó que la muerte lo buscara porque su existencia ya se había prolongado lo suficiente.

Busqué fotos de él. Un señor que vi cuando era muy pequeña, abuelo materno de mi padre y mi tío, un campesino alegre que vivió en la Toscana italiana y que nunca fue acusado por ningún crimen, por lo que...

Me estaba engañando, no existían pistas al alcance de mi comprensión, mucho menos en medio de mi creciente pánico.

Corrí a mi computadora y en el buscador tecleé una sola palabra: "Asesinato".

Me sumergí en los resultados buscando conexiones y algún misterio sin resolver. Sobre eso había, y un titular me recordó el motivo de mi estado de terror absoluto hacia mi propia persona: "Muerte y sospechas en Palermo". Abrí la nota pese a saber exactamente lo que diría.


Muerte y sospechas en Palermo

Se cumple la primera semana desde la muerte de Gabriel Tomasi y aún no hay hechos esclarecedores. Mientras los forenses afirman que el joven de diecinueve años cayó por su estado de ebriedad y la baja altura de la baranda del balcón, la familia pide justicia afirmando que la culpable es Bahiana Rossi, su novia de dieciocho años e hija de una conocida familia de Palermo.

Hija de la Muerte -Ganadora de los Wattys 2018-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora